1. Aquellas pajas


    Fecha: 09/04/2021, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... las tetas antes de volver a su mesa. Por supuesto, cuando ella se levantaba de su silla y se inclinaba sobre nosotros para "leer nuestro cuaderno", interrumpíamos la masturbación y hacíamos lo posible para ocultar la polla bajo el pupitre. Pero un día, un compañero especialmente atrevido, al tener a la señorita inclinada sobre él con su teta desnuda al alcance de la mano no pudo aguantar más y metiendo la mano bajo el pupitre continuó haciendose la paja que hacía un momento había interumpido. Al notarlo, turbada, la señorita se enderezó rápidamente, pero luego debió pensarlo mejor y volvió a inclinarse sobre él como si nada estuviese ocurriendo. El alumno de detrás de la señorita, al ver el éxito del atrevimiento de mi compañero, levantó su falda con cuidado remangándola sobre las caderas y dejando al descubierto un maravilloso culo cubierto por unas bragas casi transparentes. Al día siguiente cuando me tocó el turno, al inclinarse sobre mi, yo en lugar de intentar ocultar mi polla bajo el pupitre, empujé despacio hacia atrás retirando mi silla unos palmos de la mesa y dejando mi polla completamente al alcance de su vista continué haciendome la paja. Ella apartó inmediatamente la vista del cuaderno y con el rabillo del ojo se puso a mirar donde yo quería. Me estaba haciendo una paja a medio metro de su cara y entonces lo fastidié todo. Alargando la otra mano le cogí una teta. Aquello era demasiado directo y ella se enderezó rápidamente y volvió a su sitio.
    
    Poco después el ...
    ... juego cambió. Un día ella estaba andando por la clase y cuando llegó al pupitre de la esquina del fondo, donde estaba sentado un compañero, se sentó repentinamente sobre la mesa sin darle tiempo de retirar los brazos de encima. Aquello no fue premeditado, pero su culo quedó sentado justo sobre una mano de mi compañero. A pesar de ello no se retiró. A partir de entonces aquel fue el pupitre que nos sorteamos porque la señorita no volvió a sentarse en su propia mesa. Cuando ella entraba en clase andaba un poco alrrededor de las mesas y cuando llegaba a aquel pupitre preguntaba al que lo ocupaba "¿Puedo sentarme en tu mesa?", tras lo cual se daba la vuelta y esperaba el tiempo justo para que pusieras la mano sobre la mesa con la palma hacia arriba. Entonces ella, justo antes de sentarse sobre tu mano daba un tirón a su falda hacia arriba para no sentarse sobre ella. Así, lo único que separaba la mano de su culo era el suave y fino tejido de sus braguitas. Es más, si al sentarse no acertaba a la primera, se movía hasta que sentía la mano bajo su culo. Así con la señorita sentada casi de espaldas a él, podías utilizar la otra mano para acerte una paja o para levantarle la falda y ver su espléndido culo sobre tu mano. Cuando me tocó a mi, al rato comencé a mover los dedos. Magreaba su culo con ganas mientras me hacía una paja. Luego, con el dedo corazón, me puse a frotarle el coño. Ella dio un respingo, se levantó y se fue a su mesa. Comprendí que ningún compañero había llegado tan ...
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