1. Simplemente representó un reto


    Fecha: 16/04/2021, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: rik, Fuente: CuentoRelatos

    ... tiempo que le dedicaba al trabajo.
    
    Pasó un año y nada, por más intentos que hice. Ni una aceptación a comer ni a nada, sólo en una ocasión a un desayuno y nada más. Esa vez la sentí ansiosa e incómoda. Deje de insistir, mas no dejaba de imaginármela, pues a pesar de su edad, como decía, la señora se veías riquísima.
    
    Se aproximaba la convención anual de ventas, pasaron por mi mente muchas cosas, como tener la oportunidad de seducirla en otro ambiente, pero cuando me solicitó autorización para que fuera su marido, por lo menos dos días antes de terminaba la convención (que ya lo había hecho con el anterior director) mis expectativas decayeron. Le dije que no existía inconveniente, que lo podía invitar. Así que me dejó sin posibilidad de alguna maniobra. Se cumplió la fecha y realizamos la convención, en una playa, como sueles suceder, en esos resorts de todo incluido. Todo estuvo muy bien, ella fue parte del éxito de la organización y operatividad de este evento. Su marido llegó en la tarde del penúltimo día y se presentó con ella a la cena de ese día. Me lo presentó, me cayó bien, pero me llamó la atención que ella venía vestida completamente diferente a como se vestía en el trabajo (dije entre mí, tal vez por el lugar, el calor, etc.).
    
    Esa noche confirmé mi certeza (pues aunque su vestimenta seguía siendo discreta, el vestido que traía le llegaba a las rodillas, ceñido en la parte de arriba y suelto en la parte de abajo, y luego con zapatos de tacón), la señora ...
    ... estaba buenísima: unas piernas preciosas, blancas, excitantes y unas pantorrillas bien formadas. Me quedé estupefacto al verla y la verdad se me antojó más. Hubo un momento en que fue al baño, acompañándola su marido, y no pude ser discreto al mirar ese trasero espectacular, redondo y carnoso. Pensé en lo suertudo que era de su marido y también en que por eso le había hecho seis hijos.
    
    Pero en la cena de gala, la última noche, la vestimenta con la que llegó, no dejó ninguna duda, un vestido completo color carmesí, de satén, arriba de las rodillas, ligeramente pegado, mostrando los hombros y unos tacones como de cinco centímetros. Había dos lugares a mi lado y cuando llegaron les pedí que se sentaran junto a mí, ella lo hizo a mi lado y luego su esposo, al lado de ella, por supuesto. Todo transcurrió en completa normalidad. Esta vez, cuando fue al baño, fue sola, no la acompañó su marido, así que tenía que ser muy discreto si la quería mirar. Preferí decir que también iba al baño, ella ya se había adelantado y ya no la vi. Me metí al baño y no tardé mucho. Cuando salí, ella ya se enfilaba hacía la mesa y en ese momento fue como mejor la vi, caminando, en tacones, viendo sus pantorrillas, sus piernas y sobre todo sus nalgas, como se movían, de un lado a otro, pero firmes todavía; no dejaba de mirarlas, espectaculares simplemente. Esta señora era otra con ese vestido, se había transformado.
    
    Ya sentados nuevamente y yo excitado, en momentos pegaba mi hombro junto al de ella, o ...
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