Noche con un desconocido (2)
Fecha: 02/11/2017,
Categorías:
Dominación / BDSM
Autor: PAJERO, Fuente: CuentoRelatos
... momento.
Por mi cabeza pasaban imágenes de mi mujer dando y recibiendo placer carnal con sus anteriores amantes. Imaginándola en Cap d'Agde entregándose a varios hombres a la vez delante de su pareja.
Sentía que la estaba perdiendo, pero ya nada podía hacer más que reconocer que si quería seguir con ella, debía aprender a compartirla.
Cerré la puerta y dejé a los amantes entregados a su pasión limitándome a observarlos.
Serví unas copas y me acomodé en el sillón mientras ellos se besaban y magreaban.
-Pareja, ¿queréis brindar por este momento tan ardiente?
-Claro que queremos dijo Eli acercándole la copa a Sergio. Me levanté y me acerqué a ellos. Eli me besó con ese brillo en los ojos que solía tener cuando sentía la ilusión de que algo maravilloso iba a pasar y me dijo al oído...
-Quiero que mires cómo me entrego a él porque es lo que ambos habíamos deseado desde hace tiempo.
-Dijiste que no habría penetración y ahora me dices que te vas a entregar a él... ¡eres una zorra! dije rabioso y enrojecido de celos.
-Te prometo que lo vas a disfrutar tanto como nosotros, dijo ella acariciándome el paquete.
-Y como sentencia final, me dijo...
-Si crees que no lo vas a poder soportar... puedes esperarme en el coche, pero no creo que resistas más allí que aquí viéndonos, tonto, te quiero...
Por un momento, sentí la necesidad de salir corriendo para no ver la realidad de lo que allí iba a pasar.
Sergio se iba a follar a Eli, mi mujer.
Sergio me ...
... miró y sin cortarse un pelo espetó... vas a ver como disfruta tu mujer en manos de un corneador.
Como de una orden se tratara, volví al sillón con mi copa y miré embobado cómo volvían a besarse, magrearse.
Eli volvía a jadear de deseo en brazos de su amante, quien acariciaba sus pechos por encima del top que no podía ocultar sus pezones pidiendo ser lamidos, pellizcados, mordidos.
Como si lo hubiera hecho siempre, Sergio desabrochó la minifalda de mi mujer sin dejar de comerle la boca, los hombros mientras ella no dejaba de gemir de deseo.
Observé que ella ya no llevaba el tanga de hilo y comprendí que se lo había quitado Sergio en el coche.
La mano de él llegó al coñito de Eli con sus labios carnosos. No había ninguna duda de que estaba empapada de flujos de deseo por lo que el amante introdujo dos dedos en su interior provocando un grito de placer en mi mujer. Luego fueron tres dedos, cuatro... Eli se agachó y sacó de su prisión el pene de Sergio que luchaba inútilmente por salir aún con los pantalones puestos. Bajó la cremallera y sus pantalones cayeron hasta los pies y los ojos de mi mujer estaban abiertos como los de un niño al ver su regalo de cumpleaños. Sin mediar palabra, Eli bajó el bóxer de su amante y sonrió mirándome de reojo como diciéndome... mira lo que me voy a comer, cariño... ummmm.
Sergio le decía...
-¿Te gusta la polla de tu macho putilla?
Ella se limitó a besarla, lamerla por un lado y otro volviendo a mirarme de reojo.
A Eli ...