Noche con un desconocido (2)
Fecha: 02/11/2017,
Categorías:
Dominación / BDSM
Autor: PAJERO, Fuente: CuentoRelatos
... cuando está muy caliente le gusta una barbaridad que le digan putilla y otras palabras así porque se sentía muy puta, la más puta.
Aquello que mis ojos veían me provocó una tremenda erección y sin dudarlo me quité los pantalones y el slip y me empecé a masturbar.
-¡Cómeme la polla como sólo tú sabes puta!, decía Sergio. -¡Te la voy a clavar hasta donde nunca ha llegado nadie y te vas a tragar la leche, mamona!
Eli se llenó la boca de carne a la orden de su amante al tiempo que masturbaba aquél pedazo de tranca de casi veinte centímetros.
Yo seguía a lo mío, meneándomela mientras sentía mi corazón que estaba a punto de estallar viendo y escuchando a aquel macarra tratando a mi mujer como una puta, que en realidad es lo que a ella le gustaba.
Ahora él también jadeaba mientras Eli le masturbaba y comía su envidiable polla, ya enrojecida.
-¡Levántate puta!, ordenó el macarra. Ella obedecía porque ya estaba entregada del todo. Le quitó la camisa a su amante y él hizo lo mismo con el top de ella, quedando únicamente con sus tacones.
Sergio se echó boca arriba en la cama y mi mujer sabía qué tenía que hacer. Se colocó en posición de 69 y se comían, mejor dicho, se devoraban sus sexos.
Yo estaba a punto de correrme, así que tuve que parar de masturbarme unos minutos en los que aproveché para desnudarme del todo esperando a ser invitado a la fiesta.
Sergio sólo podía decir...
-Así zorra, así puta... ohhhh qué bien la comes mamona... la de pollas que te ...
... habrás comido para hacer estas mamadas pedazo de puta!!!
Eli con la boca bien llena de polla apenas podía emitir unos apagados aunque insistentes gemidos.
Puedo asegurar que lo estaban disfrutando a tope y sinceramente, yo también ya volviéndome a masturbar.
Cambiaron de postura. Él se sentó apoyando su espalda en el reposacabezas de la cama y ordenó a Eli que se sentara encima de él.
-¡Eres mi puta esta noche!
Ella abrió sus preciosas piernas y obedeció.
Se besaron como si nunca lo hubieran hecho, se comían los morros mientras el macarra azotaba las nalgas de mi mujer y ella gritaba sin importarle el resto del mundo... ni yo, que estaba a un metro masturbándome.
Él mordisqueaba los pezones de mi mujer como si supiera que eso la volvía loca sin cesar de azotar sus nalgas ya enrojecidas.
La cogió de su media melena rubia y acercó su cara a la de él y le ordenó que se montara en su polla.
¡¡¡Eres mi puta y esta noche vas a tener una polla de verdad en tu coño y sentirás mi leche muy adentro de tu coño pedazo de golfa!!!!
Ella no aguantaba más y cogió aquel pene ardiente y lo colocó en la entrada de su dilatado coñito, ese coñito que me volvía loco.
Pude ver cómo iba desapareciendo en su interior mientras bajaba hasta los huevos de Sergio.
Yo, tímidamente me atreví a decir...
-Tengo condones...
Ni caso, mi mujer había perdido la razón, no era ella, era una inconsciente entregada al abismo de la lujuria.
Yo sólo pedía que no tuviera ...