1. La putísima madre (capítulo 5)


    Fecha: 17/04/2021, Categorías: Hetero Autor: juliomarkov, Fuente: CuentoRelatos

    ... continuaba con sus sonidos, ya ininteligibles, proseguimos sin tabúes con nuestro incontrolable desenfreno sexual. Mi padre ya no podía hacer entendibles sus protestas, pero en cambio sí podía observar la realidad tal cual era.
    
    Cualquiera se hubiera excitado al ver la escena en la que aquel chico, acostado boca arriba sobre la alfombra, gozaba con tremenda hembra montada encima, cabalgándole la verga en una cogida monumental. Pero esa tremenda hembra era su mujer; y el chico, nada menos que su propio hijo. Podía verse la furia en sus ojos, que parecían querer salirse de sus órbitas. Sus gritos eran parcialmente detenidos por la mordaza. Mi vieja, al verlo allí, observándonos impotente, pareció calentarse aún más y aceleró el ritmo de su lujuriosa cabalgata, mientras lo miraba con cara de puta y un sonriente gesto de burla. Sus ojos eran de fuego en ese momento, como poseídos por el diablo.
    
    Mientras nos burlábamos de la patética figura de mi viejo: atado y amordazado, observándonos en plena faena sexual, continué con el otro juego:
    
    –¿Verdad o consecuencia? –le dije a mi madre.
    
    –¡Verdad! –me respondió ella jadeando.
    
    –¿Es verdad que sos mi putita y que te enloquece mi pija?
    
    –¡Verdaaaaaaaad! –gritó arremetiendo contra mi verga con una seguidilla de violentas culadas.
    
    Entonces miré a mi padre como convidándolo a resignarse y a aceptar la inevitable realidad, y mientras tomaba fuertemente de caderas y nalgas a la puta de su mujer, acompañando el vaivén de los ...
    ... enérgicos saltos que ésta daba sobre mi verga, le dije:
    
    –Qué se le va a hacer, viejo, esta mina es demasiado para vos.
    
    Luego miré a mi saltarina madre y le hice un paneo visual a su voluptuoso cuerpo de hembra. Vi su hermosa cara de putita, sus enormes tetas rebotando incesantes, su abdomen firme, sus amplias caderas reventándome a sentones, y con la voz notablemente afectada por mi exacerbada excitación, exclamé:
    
    –¡Mirá lo que es esto!
    
    No pude evitar morderme el labio y entrecerrar mis ojos, estaba en el paraíso de la lujuria. Mi madre, habiendo llegado también al éxtasis, comenzó a emitir llanto libidinoso, acompañado por un creciente “Ay ay ay ay ay…”, y comenzó a retorcer su cuerpo ante las contracciones propias del orgasmo gigante que estaba teniendo. Mi padre también lloraba y se retorcía en su infausto trono, pero lo hacía por motivos bien diferentes.
    
    Luego la puta se desmontó para tomar con sus manos mi grueso y venoso miembro, erguido como un hierro y humedecido por los jugos maternos de su complacida concha. Entonces se lo mostró a mi viejo y, con una voz de putita reventada que parecía proceder del mismísimo infierno, le dijo:
    
    –¡Ésta es una pija de verdad!
    
    Allí la puso en su boca y la saboreó completa. Luego se dio ella misma unos cuantos pijazos en sus mejillas. Yo calculé que mi vergajo le estaba dando el placer que mi padre jamás podría darle.
    
    Inmediatamente, la puta volvió a ensartarse en mi monstruoso falo y proseguimos la fornicación ...
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