1. Piano: Instrumento de seducción


    Fecha: 27/04/2021, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Desde mi temprana adolescencia me costó relacionarme con las mujeres. En lugar de salir de noche a bailar o de ronda por los bares, prefería refugiarme en mi pasión: el piano. A partir de los ocho años empecé a tocar y nunca lo abandoné. De hecho logré ganarme la vida participando de orquestas y como sesionista en diversos proyectos. Aunque mi carrera como pianista era exitosa, el tema de las mujeres seguía siendo una incógnita, una materia pendiente, un anhelo imposible. Hasta que apareció Claudia.
    
    A Claudia la conocí en el cumpleaños de un amigo, en un departamento. Ni bien la vi me pregunté si sería modelo o actriz: rubia, alta, flaca, cara inglesa, ojos azules, rasgos delicados, curvas esculturales. Estaba vestida sencilla pero fatal: una remera corta que dejaba entrever el ombligo, un jean con pequeñas rasgaduras y unos borceguíes con una mezcla exacta de salvajía y femineidad. Inaccesible, pensé por dentro. Durante las primeras horas de la fiesta me resistía a mirarla. Sabía que me iba a autoinfligir un daño innecesario. Otra vez deseando a alguien con frenesí, para terminar extirpando las ansias masturbándome o en el mejor de los casos, componiendo una canción triste.
    
    En un momento de la noche, mi amigo se acercó a preguntarme en qué andaba. Yo empecé a contarle que estaba con planes de comprarme un nuevo piano y que analizaba la posibilidad de unirme a una banda de jazz.
    
    – ¿Escuché mal o dijo que toca el piano? –oí que una voz a mis espaldas le consultaba a ...
    ... alguien.
    
    Paré la oreja. Jamás me imaginé que era ella. La rubia “modelo inglesa” estiró la mano en la que tenía un Campari para abrirse paso entre la gente. Se sumó de prepo a la charla que estábamos teniendo con mi amigo.
    
    –Sorry que los interrumpa –dijo Claudia–. Pasa que escuché que tocabas el piano y me pareció súper interesante –me dijo mirándome a los ojos.
    
    –Sí, sí –le confirmó mi amigo–. Ezequiel es pianista desde los ocho años.
    
    –Bueno... en realidad... me consolidé como pianista recién en la adolesc... –empecé a autodestruirme como siempre.
    
    –Me fascina el piano, Ezequiel –me interrumpió Claudia, que tenía un ritmo de voz avasallante–. Conocí un montón de chicos que cantan, tocan la guitarra o la batería. Pero pianista... Es la primera vez que me encuentro con uno.
    
    Mientras, yo pensaba que ya había tenido varias charlas de este estilo, en donde después de dos o tres preguntas la mujer sigue su rumbo.
    
    –Los dejo charlar tranquilos, veo que tienen un tema en común. Yo sigo la recorrida típica de cumpleañero –dijo mi amigo y me dejó a solas con Claudia.
    
    Me reconfortaba que mi amigo estuviese como interlocutor. Su presencia al menos no me ponía tan en aprietos a la hora de generar temas de conversación. Sin embargo, después de unos minutos me dí cuenta de que no tenía que preocuparme de eso: Claudia era una máquina de preguntar y repreguntar. Lo único que llegué a consultarle fue su edad: 30 años. El resto de la situación me parecía inverosímil. Por ...
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