La historia de Claudia (7)
Fecha: 28/04/2021,
Categorías:
Confesiones
Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos
... agua.
-Tragá eso, lavate y después vení para el comedor. –le dijo. Recogió el cable de teléfono y la dejó sola.
Claudia se puso en cuatro patas y empezó a comer y beber a lo perra, sin usar las manos, como si Blanca siguiera allí y le hubiese ordenado hacerlo. Cuando tomó conciencia esbozó una sonrisa amarga y siguió hasta terminar con el "desayuno". Después llevó los recipientes a la cocina, los lavó, y se dirigió al baño. Orinó, se mojó las muñecas con agua fría, se lavó la cara y fue hasta el comedor en cuatro patas. Blanca leía el diario en el sofá. Al verla la llamó chasqueando los dedos y cuando la tuvo a sus pies le dijo:
-¿Qué tal lo pasaste anoche en tu celda?
-Mal, Señora. Dormí mal, me despertaba a cada rato. Sentía mucha angustia ahí encerrada, atada y a oscuras.
-Bueno, si sufriste tanto andá sabiendo que te voy a meter ahí cada vez que tenga ganas –dijo Blanca complacida de haber encontrado otra buena manera de martirizar a la joven. –y agregó:
-Ahora andá a ponerte el vestido de sierva que te dejé sobre la cama en el dormitorio y empezá a preparar el almuerzo.
-Sí, Señora. –dijo Claudia y abandonó el comedor en cuatro patas.
Después de comer la señora se fue a dormir la siesta y dejó a Claudia ocupada en la limpieza a fondo de la cocina y el baño, el lustrado de los muebles del comedor y el lavado y planchado de ropa.
Se despertó cachonda y apareció en el comedor desnuda y calzando zapatos negros de taco alto. Tenía el arnés ...
... colocado y empuñaba el rebenque en la mano derecha y en la otra llevaba el collar de la perra y una bufanda negra. Claudia, que estaba pasándole lustre a la mesa, respiró hondo al verla, pero desvió inmediatamente los ojos al recordar la prohibición de mirarla. Sin perder tiempo, Blanca le ordenó que se desnudara y fuera hacia ella en cuatro patas.
-Me desperté con ganas de jugar un rato, de divertirme con vos, ¿sabés? –le dijo.
-Lo que usted quiera, Señora.
Blanca le colocó el collar y le ordenó que se parara, le vendó los ojos con la bufanda anudada en la nuca y enseguida la hizo girar sobre si misma varias veces para que perdiera el sentido de la orientación.
-En cuatro patas otra vez. –le dijo y cuando la tuvo así le dio un fuerte rebencazo en el culo.
-¡Movete! –le gritó.
Claudia, confundida y sin saber lo que Blanca esperaba de ella en ese juego, comenzó a desplazarse lentamente, temerosa de golpear contra algún mueble. Entonces sintió otro rebencazo muy fuerte que la hizo gemir de dolor.
-¡Más rápido, perra! ¡Vamos! –le gritó Blanca y volvió a cruzarle las nalgas de un rebencazo. Claudia movió las rodillas hacia adelante con rapidez y su cabeza dio contra algo duro. Se sobresaltó dolorida y al retroceder recibió un nuevo azote mientras escuchaba la risita burlona de la señora que la tuvo así un rato largo, azotándola con fuerza para que se moviera rápido y divirtiéndose cada vez que Claudia se golpeaba la cabeza contra algún mueble. En un momento la ...