1. 38.1 El avance del mal


    Fecha: 09/05/2021, Categorías: Fetichismo Autor: Albany, Fuente: CuentoRelatos

    ... mis hombros.
    
    —Creo que hoy te voy a ganar, si hay dos calles vacías haremos la prueba. –aprovecha para transmitirme cariño con su mano apretando mi brazo.
    
    Solamente hay una calle vacía, hablamos con el entrenador del chiquillo que está al comienzo de la piscina esperando al niño, le ayuda a subir para envolverle y secarle su cuerpecito que tiembla al salir del agua.
    
    Ahora tenemos dos calles para hacer realidad la prueba que Rafael quiere. Nos despedimos del niño y su entrenador y nos lanzamos al agua. Le observo al girar la cabeza para tomar aire y voy disminuyendo mi ritmo, a veces le adelanto un poco porque sé que él también me observa y a la vuelta, en el último momento le dejo que llegue primero.
    
    Coge aire anchando su pecho y limpia el agua que le escurre por los ojos, me mira y suelta una gran carcajada mirándome y señalándome con la mano.
    
    —Eres un tramposo, me has dejado ganar. –me doy la vuelta y nado de espaldas, me río también, no le he podido engañar.
    
    No hemos tomado nada en la cafetería, Rafael ha vuelto a renovar su pase, parece que le ha cogido gusto al ejercicio y piensa continuar.
    
    En el momento de meter el coche en el patio está cayendo una lluvia muy fuerte y esperamos dentro del mismo hasta decidirnos a salir, noto la falta de Ray y la luz del departamento de herramientas está encendida. Corremos los pocos metros que tenemos hasta la puerta de entrada.
    
    —¿No está tu amiguito hoy? —le explico el cambio de horario en sus clases y que ya ...
    ... no estará regularmente.
    
    Recojo mis cosas mientras él me observa.
    
    —Voy a preparar un té, ¿te apetece? —extrañaré el que preparaba Rayhan tan bueno y oloroso, le pediré que me enseñe a hacerlo con su fórmula.
    
    —Prefiero una cerveza si tienes. –tengo y se la llevo hasta el sofá.
    
    Tomo asiento a su lado, sentándome a lo indio, con las piernas recogidas, después de tomar un trago de mi taza miro el vacío de la pared de enfrente, las cortinas que bajan desde el techo cubriendo todas las puertas. Me doy cuenta en ese momento de lo aburridas que son. Ya han pasado seis meses, que se cumplieron el día siete, y quizá he comenzado a aburrirme de ellas.
    
    —¿No me vas a contar lo que te sucede? —me mira y coloca su mano en mi rodilla.
    
    —Pues la verdad, no me sucede nada, una llamada que recibí ayer.
    
    Le cuento a grandes rasgos la llamada de Carlos, me coge de las piernas para obligarme a que me siente formal y me arropa entre sus brazos.
    
    —¡Daniel!, ¡Daniel! –era tan tierno sentirme así, cogido y acariciado entre los brazos de un amigo que te quiere y da consuelo. Unas lágrimas corrieron por mis mejillas que no vio, pero noto por los suspiros de dolor de mi pecho.
    
    Sus manos y su cariño hicieron que me fuera calmando, fui deslizándome de su pecho para quedar recogido como un ovillo con mi cabeza sobre sus muslos, mirando hacia la pared y con mi nuca pegada a su vientre, comenzó a acariciar mi cabello y a enredar sus dedos en él, como si estuviera distraído pero notaba ...
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