1. 38.1 El avance del mal


    Fecha: 09/05/2021, Categorías: Fetichismo Autor: Albany, Fuente: CuentoRelatos

    ... ¡Buff!, por poco le muerdo su glande por la impresión que recibo, es delicioso sentir mi verga en la profundidad de su garganta y mover mis caderas un poco como si lo estuviera follando.
    
    Su glande sabe delicioso, siempre me sabe divino, aunque lo tenga mil veces en mi boca, cálido y turgente, siempre babeando, envolviéndole con mi lengua y sus jugos, apretando el cerco de mis labios y chupar con fuerza de él para extraer su sustancia que alimenta mis papilas.
    
    Cada vez que él aspira tengo que dejar de hacerlo yo para poder suspirar y a veces flexionar mis rodillas para apartarme un poco de él, mama como si quisiera arrancarme la vida, con fuerza y con ganas mientras sus manos no paran de jugar con mis nalgas, con mis huevos que estruja cuando no lame y caricias en mi ano que será suyo en breve.
    
    Entierro mi cara en el vergel de sus pelos, aspirando profundamente su olor de esa parte tan fuerte, aroma a hombre recién lavado y con el sudor de unas horas. Llevo saliva con mis dedos a su ano para llenarlo de caricias y vuelvo con mis dedos, los huelo y es delicioso el sentir ese aroma divino de sus partes más sagradas y ocultas.
    
    Nos imitamos en lo que vamos haciendo, yo pienso que si lo que él me hace lo disfruto, si yo se lo hago sentirá lo mismo. Y así hubiéramos estado hasta irnos cada uno en la boca del otro, pero necesitaba ir a más, precisaba tenerlo dentro de mí y que me llenara el culo, los cuatro dedos que metía, dos de cada mano, me parecían poco y no me ...
    ... llegaban muy profundo, pero fue él el que tomó la decisión. Habló con voz profunda sin sacar mi glande de su boca.
    
    —Quiero follarte ya, ¿cómo lo ves? —dicho y hecho, dejé su polla huérfana de mi boca y mis manos.
    
    —¿Cómo quiere hacérmelo? —tira de mi para llevarme hacia el centro, y ríe sordo.
    
    —A mí me da lo mismo, pero lo haremos como a ti te gusta más. –me tiendo de espaldas y recojo mis piernas elevando mis caderas, es la forma en que la siento más y me entra más profundo, además de poderle ver la cara que en esta ocasión no podrá ser, trabajamos como los ladrones en la oscuridad.
    
    Se tiende sobre mí sin meterla, me besa con el sabor de mi verga y de la suya mezcladas.
    
    —¡Qué rica sabe tu boca! mariconcito. –suspiro sin poderme contener y elevo mis caderas para frotar mi polla con la suya.
    
    —Me gustan esas cosas que me dices, me vuelves loco. –dejo mis piernas en el aire para abrazar su cuello y comerme su boca.
    
    —Es que es la verdad, eres una putita caliente y viciosa de mi verga que muere por tenerla dentro. —¡jolines! cómo me pone.
    
    —Sí, pero métela ya, la necesito hombretón, fóllame, dale tu polla a tu putita.
    
    Se elevó colocándose de rodillas y buscó con su mano mi entrada que esperaba angustiada y trémula de deseo, fue colocar el glande en mi ano y entrar sin descanso todo él, me arrancó un alarido de dolor y placer. Flexionó sus brazos para apoyar su pecho sobre el mío y acercó su boca a mi oído.
    
    —¿No querías verga?, ¿no la querías toda dentro? ...
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