1. Se lo hice a la madre de mi amigo de la facultad


    Fecha: 09/05/2021, Categorías: Gays Autor: Antonio Alexilo, Fuente: CuentoRelatos

    Hola, me llamo Antonio y tengo dieciocho años; y quiero relatar la experiencia que he vivido con la madre de un amigo, porque ha sido algo ¡digno de contar! Cambio todos los nombres excepto el mío.
    
    Desde que estoy en la universidad, muchas tardes estudio en casa de mi amigo Juan, él tiene una habitación muy grande, y da gusto estudiar allí; además su madre nos pone unas meriendas "que parecen un cumpleaños". Los dos estudiamos medicina; hacer medicina era mi sueño, ¡desde siempre!, y se me está dando bastante bien, también en lo personal, haciendo amigos y amigas como por ejemplo Juan. Su madre, Claudia, tiene unos cuarenta años y está muy bien para su edad.
    
    Un día, hará un mes, llegue con Juan a su casa después de que hiciéramos deporte los dos, su madre puso la merienda mientras mi amigo se daba una ducha. Ella se acercó y dejó la merienda por mi lado de la mesa, posando un pecho sobre mi hombro al inclinarse para poner las cosas, "como sin darle importancia", y pensé yo, ¡habrá mesa!; Claudia no llevaba sujetador bajo la bata, me di cuenta por cómo se aplastaba su pecho contra mí como un flan, ¡al instante sentí como crecía mi pene!, ella vio el bulto en mi pantalón de deporte y se excitó; "me lo dijo su mirada".
    
    Después de ducharse Juan me duché yo también. Mientras me enjabonaba la recordé restregando su teta contra mi hombro, y mi pene se terminó de empalmar del todo bajo el agua caliente, ¡marcándose las venas!, en ese momento escuché abrirse la puerta del ...
    ... baño, y me sofoqué por mi desnudez, ¡no sabía quién era! Con una mano me quité el jabón de los ojos, y con la otra intenté tapar mi miembro, ¡pero sin éxito!, mi mano era "un vestido pequeño" para un pene de veinte centímetros, ¡en apogeo! Al abrir un ojo, ya sin jabón, vi frente a mí a la madre de Juan mirando mi pene, el cual la apuntaba inflexible. Claudia se llevó las manos a la boca en señal de sorpresa, pero sin apartar su mirada de mi miembro. Me tapé el pene con la cortina de plástico de la ducha, la cual se levantó como una "mini tienda de campaña", eso resultaba cómico y más incómodo aún; ¡qué vergüenza sentí!
    
    —¡Perdón señora!, creía que había echado el cerrojillo de la puerta —le dije avergonzado; y ella apartó las manos de su boca y me respondió:
    
    —¡Antonio perdóname tú a mí!, he abierto yo el pestillo con la llave porque recordé que no quedaban toallas para secarte. ¡Pero Antonio!, ¡qué grande la tienes!, ¡y qué gorda!, no creía que un chico tan joven pudiera tener algo así; ¡anda toma una toalla que me has puesto nerviosa! —me dijo visiblemente sonrojada, lo que la hacía más bella aún.
    
    —Siento haberla molestado con mi desnudez —dije sonrojado.
    
    —No pasa nada Antonio, ¡después de todo me has alegrado la vista!, y además fui yo la que abrió la puerta —dijo al tiempo que salía del baño dando un último vistazo a la cortina "alzada" de la ducha.
    
    Aquella tarde sus miradas hacia mi fueron de un claro deseo disimulado, también la vi nerviosa. Juan se burló ...
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