1. Se lo hice a la madre de mi amigo de la facultad


    Fecha: 09/05/2021, Categorías: Gays Autor: Antonio Alexilo, Fuente: CuentoRelatos

    ... cuando su madre le comentó el incidente del baño, entonces el, que no me ha visto desnudo, ¡sin pudor alguno!, le dijo a su madre:
    
    —¿Es verdad que la tiene grande?, como dicen las chicas en la facultad —y ella le respondió:
    
    —¿Eso dicen?, ¡pues sí hijo!, tu amigo Antonio está bien "armado", ¡pero deja ya el tema!, que Antonio se está poniendo colorado y yo también, no te tenía que haber dicho nada, ¡guasón!
    
    Desde entonces y hasta hace dos semanas todo fue relativamente normal en casa de Juan, a excepción de cómo viste Claudia, que ya no va en bata, ahora cada tarde luce ropa elegante y atrevida.
    
    El padre de Juan, que se llama Eduardo, regresó de Londres que es donde trabaja; hacía un me que no venía y organizó un viaje cerca de nuestra ciudad. Me invitaron a ir con ellos a comer a un restaurante y a visitar un museo medieval. Eduardo es mayor que Claudia, tendrá sobre los sesenta años. Se le ve una persona que adora a su mujer y a su hijo; pero en todo el día que estuve con la familia de Juan, ni una vez siquiera le dio un abrazo de amor a su esposa, o un beso, ¡después de un mes sin verla!, aun así Claudia y él se trataron con mucho respeto y cariño; pero ella ese día me miro con deseo varias veces.
    
    Eduardo quiso que Juan pasara el fin de semana en Londres con él, también quería que fuera yo, pero no quise aceptar, tampoco iría Claudia, ya que trabajaría en su despacho en casa para acabar algo que no podía esperar. El sábado, estando Juan en Londres, lo tuve ...
    ... que llamar por teléfono.
    
    —Juan no encuentro mis apuntes de anatomía por ningún lado y los necesito para estudiar, pero sobre todo tengo mucho tiempo invertido en ellos, muchas horas de notas; ¿Juan tú me los devolviste cuando te los presté? —le dije ansioso después de dos horas buscándolos en mi casa, y me respondió:
    
    —Antonio, ¡perdona tío!, los estuve repasando antes del viaje y olvidé devolvértelos, los tengo en mi cuarto sobre el escritorio, ve a mí casa y mi madre te los dará, nos vemos el lunes.
    
    Antes de ir a su casa llamé por teléfono, porque estando Claudia sola era lo correcto; quedé a la seis de la tarde, aunque me dijo que estaría trabajando en casa todo el fin de semana.
    
    Al llegar toqué al timbre y salió al momento. Estaba como diría un pijo, ¡divina!, de pies a cabeza: Pies descalzos, piernas desnudas con restos de cera de depilar, una toalla en la cabeza de la que salían algunos mechones húmedos, una camiseta blanca algo mojada que dejaba ver unos pechos muy firmes para su edad, ¡con los pezones de punta!; la camiseta llegaba poco más abajo del monte de Venus, tapándolo por los pelos.
    
    Viendo como mis ojos la recorrían de arriba abajo, con ese brillo que me sale en ellos cuando "mi pajarito" quiere salir del nido de mi pantalón, me dijo:
    
    —Antonio guapo, ¡que puntual eres!, me has pillado en el baño.
    
    —Perdone Claudia, creía que estaba usted trabajando en su despacho —dije con naturalidad.
    
    —¡No te disculpes hombre!, quedamos a esta hora, y sí, ...
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