1. Violaciones medievales (parte 1)


    Fecha: 10/05/2021, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... habrán contado de nuestras andanzas, pero lo que seguramente no sabrás es que yo nunca miento y que siempre cumplo con lo que prometo. ¿Sabes por qué?
    
    --No me interesa, sólo eres un patético animal hambriento de sangre. No tienes honor ni palabra.
    
    --Ahí te equivocas, nunca he faltado a mi palabra. Me encanta decirles lo que voy a hacerles a mis prisioneros y luego ponerlo en práctica al pie de la letra—se relamió—Eso…me excita.
    
    Las manos y las piernas de la joven comenzaron a temblar como si tuvieran vida propia, pero ella siguió aparentando valentía.
    
    --Pero en tu caso haré una excepción. Premiaré tu carácter fuerte. Te diré qué es lo que no te haré si negociamos.
    
    --¿Negociar?—preguntó con incredulidad.
    
    --Así es, no te quitaré tu virginidad si aceptas chupármela y tragarte mi esperma sin luchar.
    
    Aikarn se quedó en silencio unos momentos.
    
    --Si te preguntas cómo es que sé que todavía eres virgen, acuérdate que estuviste varias horas inconsciente.
    
    La muchacha no quiso ni pensar en lo que pudo haber hecho con su cuerpo desfallecido.
    
    --¿A eso le llamas negociar, maldito perverso?
    
    --Es la mejor opción que tienes. No, espera, es la única.
    
    --¿Y para qué aceptaría eso? ¿Para que en lugar de ti me violen tus hombres?
    
    Vessel carcajeó malignamente.
    
    --No eres tonta, chica. Me gusta esa cualidad en una mujer. No tienes que preocuparte por eso, les ordenaré que ellos tampoco te la quiten.
    
    --¿Y voy a ser tan estúpida como para creerte?
    
    --Ya ...
    ... te lo dije, yo siempre cumplo con mi palabra. No me importa si me crees o no—y se empezó a retirar el pantalón, dejando al descubierto un enorme miembro--, pero es tu última oportunidad de que no se desprenda de tu entrepierna un río de sangre.
    
    Aikarn estaba destruida por dentro, con el pavor más grande que había tenido hasta ese momento y a punto de acceder a algo que le parecía totalmente repugnante y humillante. No había manera de escaparse de allí y no tenía armas a la vista para usar. Si en algo tenía razón Vessel es en que no existía una elección mejor. Cerró los ojos e inclinó su vista hacia el suelo, lo cual su captor entendió como una resignación. Se aproximó a ella, la liberó de sus cadenas y le refregó por el rostro su pene duro como una roca. La muchacha se asqueó con el olor e hizo un par de arcadas.
    
    --Te prohíbo que vomites—le dijo con ojos de demente—Al menos por ahora.
    
    Con los dedos de su forzuda mano le abrió los labios y le colocó su cabeza en la entrada de la pequeña boca.
    
    --Y créeme esto que te diré: si llegas a morderme o intentar lastimarme, te violará un ejército completo durante años. Yo mismo me encargaré de mantenerte con vida.
    
    Dicho esto, Vessel invadió lentamente la cavidad bucal de la muchacha, llenándola hasta la mitad con tan sólo un poco más que su palpitante glande. Cuando estaba ella por soportar otra arcada, el líder de los rebeldes empujó su cadera salvajemente contra su rostro, enterrándole por completo el aparato hasta su ...