Cogí con mi novia, su madre y sus hermanas (Capítulo 13)
Fecha: 12/05/2021,
Categorías:
Infidelidad
Autor: felodel2005, Fuente: CuentoRelatos
... eres tonto?... Te estoy diciendo que sí.
Caminamos hacia el fondo del complejo ferial; hacia donde están los pabellones 24 y 25, en donde casi no hay actividad en ninguna de las ferias que se realizan en este lugar. Mi idea era hacerlo allí, pero si había gente en el lugar no quedaba otra opción que encerrarnos en un baño.
Quise hacer conversación a Susana mientras atravesábamos el complejo ferial, pero ella fue cortante en casi todo momento, a tal punto que llegó un momento en que dijo “Espero que no hables tanto cuando follas, se me va a hacer aburridísimo si es así…”.
No me importaba el hecho de no parecerle atractivo a Susana, tampoco su antipatía; lo único que tenía en mente en ese momento era que por fin iba a coger con ella.
El pabellón 25 estaba cerrado y el 24 tenía una exposición de cámaras y equipos para hacer video. Entramos en el baño de ese edificio con total normalidad. La gente estaba tan concentrada en la exposición que no se dio cuenta de que entramos juntos al baño. Cerramos la puerta e inmediatamente Susana se bajó los pantaloncitos, esos cortitos que me habían permitido deslumbrarme con sus piernas. Inclinó su torso totalmente hacia adelante y tomó una de sus piernas con las dos manos; la parte de su cuerpo que permanecía a mayor altura era su culo, esas inmensas y provocativas nalgas. Se quedó mirándome y luego dijo “¿a ver? Córreme la tanga y date prisa que voy a llegar tarde”.
Por un instante permanecí inmóvil y en silencio. Luego le ...
... pregunté si no quería que primero le comiera un poco la concha. “No te hagas ilusiones, macho. Vas a tener que follarme muy bien para que algún día te deje bajar al pilón”.
Viendo que ella se negaba, no insistí más y rápidamente bajé mi pantalón. Para ese momento ya estaba durísimo, completamente extasiado con lo que había visto.
Me acerqué a ella, me puse un condón, corrí su tanga y sin más, la penetré profundamente. Su vagina era exquisita, un placer sensorial; una obra de arte hecha a la medida. Sin vacilaciones empecé a sacudirla con insistencia, la agarraba fuertemente de las caderas mientras estrellaba mi cuerpo contra el suyo sin piedad alguna. Cuando la tomé de las piernas, fue la primera vez que la vi abrir la boca en lo que llevábamos de relación, “Me llegas a hacer caer y te vas a la mierda. Agárrame de las caderas”.
Susana no emitía sonidos mientras cogíamos, lo que si hacía era marcar gestos muy expresivos y provocativos en su rostro; arrugaba un poco la nariz y abría su boca casi por completo, apretaba sus dientes y arrugaba su nariz, dejaba caer un poco sus párpados mientras abría la boca del todo; en fin, un buen repertorio de gestos que creo resulta inútil describir.
En un momento Susana me dijo muy agitada, “espera, espera, detente”. Paré de inmediato y permaneciendo aún dentro de ella me dijo “mira lo que sé hacer, quédate quieto un momento…”.
Un par de segundos después empezó a sacudir sus nalgas rápidamente y a un ritmo constante sobre mí. Era ...