Todas putas
Fecha: 15/05/2021,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: dulces.placeres, Fuente: CuentoRelatos
... madre, muchas veces la había mirado con ojos de hombre y había fantaseado con este momento, y ahora estaba sucediendo! Me iba a coger a la madre de mi novia…
Analía comenzó a refregar mi verga por sobre la ropa, y dijo:
—Vamos nene, quiero ver que ocultas…
La vieja me desnudó con violencia y sus ojos se posaron en mi verga, la dejé hacer, al igual que sus hijas bajó a chupármela, solo que lo hacía mejor.
Analía trabajó con sus manos, de pronto peló mi glande y dejó el cuero bien tirante hacia atrás, ya no movió su mano y esto me hizo morir en deseo, pero ella solo se limitó a lamer mis bolas.
Luego me hizo abrir las piernas, y empezó a besarme el ano, lentamente, dulcemente, nunca me habían hecho algo así, era raro, me gustaba…
La vieja se acomodó mejor, su mano izquierda seguía manteniendo con firmeza mi pija, con los dedos de la derecha empezó a masajearme el culo y a tantear la entrada, sabía lo que buscaba hacer, pero por algún motivo la dejaba hacer, pronto sentí como metía un par de dedos en lo profundo de mi culo y empezaba a masajear rítmicamente el interior de mis intestinos…
Ella estaba entre mis piernas, me miraba fijamente a los ojos, no pensaba mover mi verga, dura como un mástil, solo me daba un desconocido placer acariciando el interior de mi culo, era raro, empecé a tener contracciones involuntarias, inevitables, la leche empezó a saltar de mi verga, unos, dos, dos, tres chorros, corriendo por el tronco, por su mano…
Estaba agitado, ...
... aun disfrutando mi orgasmo, ella vino sobre mi dejando el culote a un lado, colocándose en posición sesenta y nueve dijo:
—Ahora tenés que trabajar vos…
Empecé a lamerla, la concha, el culo, los labios, sus glúteos eran enormes y parecían asfixiarme bajos las sábanas, la vieja gemía acariciando mi pija, buscando una nueva erección, metí tres dedos en su concha, simulando cogerla, tres de la otra mano en su culo, entraron como si nada y la puta no dijo nada, solo gemía y repetía
—Quiero tu verga… quiero tu verga…
Cuando estuvo dura giró sobre sí misma y se la enterró de un golpe en la concha, hasta el fondo, empezó a saltar como poseída, a gritar, tomó mis manos y las puso en sus pequeños pechos, hizo que los apretara con fuerza, luego llevó una a su culo y me pidió que le metiera un par de dedos, me estaba asustando…
Sacó la verga de un agujero, la metió en el otro, su culo también se la comió por completo, no importaba lo larga, no importaba lo gruesa, volvió a meterla en su argolla, bajó a chupármela un rato, me hizo parar, cogimos de pie, y de nuevo a la cama, en cuatro patas, a un agujero, a otro, llegué nuevamente bañándole los cachetes con leche caliente…
Caí rendido, Analía sonrió y me dijo que me tomara unos minutos, ella fue hasta su bolso de manos, y sacó una verga de juguete, más grande que la mía, se recostó a mi lado y la puso a vibrar, abrió sus piernas y acariciando su clítoris comenzó a gemir, luego se la metió toda hasta el fondo acariciando ...