1. Desvirgando a la hermana del cura


    Fecha: 22/05/2021, Categorías: Anal Autor: Quique., Fuente: CuentoRelatos

    ... le doble los dedos con una mano.
    
    -¿Te duele?
    
    -No.
    
    Le toqué la planta del pie.
    
    -¿Y ahora?
    
    -Tampoco.
    
    Le pasé las yemas de mis dedos por el tobillo.
    
    .¡Ay! Creo que lo tengo dislocado.
    
    -Estarías pálida, sudando y mareada si tuvieras el tobillo dislocado.
    
    -¿Tienes conocimientos de curandero?
    
    -No, pero no es el primer tobillo que disloco. Tú sólo torciste el pie. Dentro de nada te pasa.
    
    Quiso levantarse pero no pudo apoyar el pie. Se volvió a sentar.
    
    -Tendré que descansar.
    
    -Una vez me torcí yo un tobillo y me lo curó una mujer en el molino.
    
    -¡¿La esposa del molinero?!
    
    -Se dice el pecado no la pecadora.
    
    -¿Cómo te lo curó?
    
    -Con el sana, sana, culito de rana.
    
    -Besitos... en el molino... ¿Estabais solos?
    
    -Nos acompañaban los gorriones.
    
    -¡A saber que más te haría!
    
    -¿Lo quieres saber?
    
    -Cuenta. ¿Fue Adela, la esposa del molinero?
    
    -Jamás doy el nombre de las mujeres con las que paso un buen rato.
    
    -Fue ella... En el molino... ¿Quién iba a ser?
    
    Busqué su boca con mis labios y me hizo la cobra.
    
    -¡¿Qué haces?!
    
    -Decirte lo que me hizo.
    
    Se puso muy seria.
    
    -Dímelo con palabras. ¡¿Te besó?!
    
    -Me comió vivo.
    
    -¡Qué fijación tienen algunas con los jovencitos!
    
    -¿A ti no te gustan?
    
    Rehuyó la pregunta. Mentir no era lo suyo.
    
    -¿Y qué más te hizo?
    
    Le volví a coger el pie y le di varias lametadas en la planta, y un beso en el tobillo.
    
    Su curiosidad, y mis caricias la animaron.
    
    -¿Eso te hizo ...
    ... la cochina?
    
    -Y esto.
    
    Le chupé el dedo gordo del pie.
    
    -¡Esa mujer es una guarra! ¿Qué más te hizo la...?
    
    -¿La gata?
    
    -¡¿Te arañó?!
    
    -No, me clavó las uñas en la espalda cuando se corrió debajo de mí.
    
    -¡Lo que debía de estar gozando! ¿Dije yo eso? Estoy perdiendo los modales.
    
    Le besé, lamí y chupé dedo a dedo del pie mirándola a los ojos. Al acabar, me dijo:
    
    -Estás abusando de una pobre cojita. Yo no soy como esa...
    
    -¿Perra?
    
    -¡¿Mordía?!
    
    -No, era un perra cariñosa, besaba lamía y chupaba. ¿Quieres que te haga lo que me hizo?
    
    Se moría porque la comiera viva pero le costaba arrancar.
    
    -No, mi curiosidad ya me llevó demasiado lejos y...
    
    -Y te estás calentando y tienes miedo de que acabemos follando.
    
    -¡Antes me voy de aquí a gatas! Tú...
    
    La callé con un beso. Levantó la mano pero no la estampó en mi cara. Dejó que mi lengua entrase en su boca y que acarciase con ella la suya, hasta dejó que se la chupase. Sentí como comenzó a temblar. Era su primer beso. Tenía que seguir. La huerta estaba apartada y los pies de maíz nos ocultaban. Raro sería que nos pudiesen ver.
    
    Al acabar de besarla, abrió los ojos y me dijo:
    
    -Lo que me has hecho es una guarrería. Esa mujer es una perdida.
    
    La besé en el cuello y le susurré al oído:
    
    -¿Sabes qué es una guarrería, que a las mujeres les encanta que les haga y que me gustaría hacérte a ti?
    
    -No. ¿Qué me harías?
    
    -Comerte el culo.
    
    Le mordí el lóbulo de una oreja. Me respondió, también ...
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