1. Desvirgando a la hermana del cura


    Fecha: 22/05/2021, Categorías: Anal Autor: Quique., Fuente: CuentoRelatos

    ... Me miró. Sus ojos se cerraron y exclamó:
    
    -¡Aaaaah!
    
    Se derrumbó sobre mí y se corrió como una condenada, sacudiéndose como si yo fuese una silla eléctrica que la estuviese electrocutando. Sentí su coño apretar mi polla y el jugo de su corrida empapar mis pelotas. Estaba acabando cuando se la quité del chochito, se la metí en el culo y se lo volví a llenar.
    
    Al acabar, boca arriba, entre el maíz, gozosa, Lola, me dijo:
    
    -¿Esta vez no bebes de mí?
    
    Descubrí que le gustaba que le lamiera el sexo después de correrse, y a mí me encantaba que le gustara. Volví a beber el jugo que aún quedaba en su chochito. Al acabar, me dijo:
    
    -¿De qué manera te gustaría que echásemos el último polvo?
    
    -¿El último? 69.
    
    -¡Quedarías rebentado! Pero bueno, si no son 69 podemos echar hasta donde llegues.
    
    ¡Joder con la puritana! Mejor explicarle lo que era un 69.
    
    -No, mujer. El 69 es una posición en la que tú, encima de mí, me mamas la polla y yo, debajo de ti, te como el chochito y el culo.
    
    Lola, se dio la vuelta, subió encima de ...
    ... mí, me puso el chochito en la boca y cogió mi flácida polla con la mano.
    
    -¿Así?
    
    -Sí.
    
    Lola, me la meneó y me la mamó. La polla no tardó en ponerse dura. Lola estaba tan caliente que no paraba de gemir. De vez en cuando se sentaba en mi boca con su culo para que se lo follase con la punta de mi lengua. Se lo acabé follando con el dedo pulgar... ¡Cómo se puso! Le encantaba. Debió de ser por eso que tambié me metió ella a mí un dedo en el culo... Me agarró los huevos con una mano, y me mamó el glande... El resultado fue que le llené la boca de leche. Tragaba con lujuria cuando sentí como su ano apretaba mi dedo. Se estaba corriendo. Me cayó una plasta de jugo en la boca. Era como baba espesa y blanquecina, a esa plasta siguieron tres más, algo más pequeñas, y después hilillos de jugo fueron cayendo en mi boca mientras Lola se estremecía y seguía chupando mi polla.
    
    Después de ese polvazo, lo dejamos, lo dejamos por ese día, ya que acabaríamos follando en el confesionario de la iglesia, en la sacristia y en su casa.
    
    Quique. 
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