LA BIBLIOTECARIA NINFÓMANA
Fecha: 24/05/2021,
Categorías:
Hetero
Autor: Juanfucker, Fuente: SexoSinTabues
... mientras su respiración se aceleraba en algo. De repente sus manos bajaron hacia su entrepierna. No podía ver qué sucedía allá abajo porque el escritorio me impedía la visión pero, escuché el sonido de un cierre abrirse. Unos segundos después su brazo derecho se movía repetitiva y rítmicamente. Poco a poco la velocidad con que movía su brazo se iba incrementado, y leves sonidos, gemidos apenas perceptibles, empezaron a salir de sus labios. — Señorita. — Dijo alguien a mis espaldas. Ninguno de los dos le hicimos caso. — ¡Señorita! —Dijo esta vez con más fuerza. —Tú no te detengas, ¿entendiste?, no te detengas, sigue haciéndolo. Ahora vuelvo. —Le dije mientras me levantaba, giraba y raudamente me encaminaba hacia el lugar de donde surgía la voz. Ni siquiera me había dado cuenta que la había tuteando. Una de las personas que se encontraba en la biblioteca con libro en mano me esperaba en la barra de madera. —La señora está ocupada, en este momento, ¿qué desea? —Le dije con apremio. —Entregar el libro. —Me dijo sin preámbulos, el muchacho. —O. K. —Le dije, y tomé el libro de sus manos, pero el tipo se me quedó mirando, entonces recordé que seguramente esperaba que le devolviera el documento que generalmente se deja como prenda por el libro. Pensé en volver donde estaba Gloria, y preguntarle donde los guardaba, giré y la vi, seguía sentada en el escritorio. No alcanzaba a ver los detalles de su rostro que debía estar visiblemente excitado, pero, estaba seguro que seguía ...
... friccionando su sensible, encantador y eréctil botoncito. —Me parece que coloca los carnés en esa mesa que está allá. —Me dijo el muchacho señalando un lugar a mi derecha. En una pequeña mesa, justo junto a una estantería de libros se hallaba una especie de casilleros. Me lancé hacia allá con la celeridad de la luz, o eso me imaginé. Rápidamente revisé las pequeñas casillas, tomé las ocho cédulas y carnés que había y fui donde estaba el muchacho esperándome. — ¿Este es suyo? —Le pregunté. El tipo lo miró y asintió. —Gracias. —Me dijo y se fue hacia la salida. Me encontraba ansioso por volver donde estaba Gloria. Pero antes tenía algo que hacer. Miré a la otra persona que estaba sentada. La reconocí en uno de los documentos. Levanté la tabla y luego abrí la pequeña puerta y me dirigí hacia donde estaba aquella mujer con anteojos. —Disculpe señora, —la mujer levantó su mirada hacia mí, — vamos a tener que cerrar la biblioteca por órdenes de la administración. —Le dije enseguida. —Pero, estoy usando el libro, lo necesito de urgencia. —Me dijo contrariada. —Le diré lo que haremos. Usted me deja su documento, se lleva su libro a casa y mañana viene a dejarlo. ¿Le parece bien? —Pues, sí, está bien. —Genial, ahora por favor, — le dije mostrándole la salida. La mujer metió el libro en su bolsa y se dirigió a la puerta mientras yo la seguía de cerca. —Gracias, —me dijo, mientras cruzaba el dintel—, yo mañana le traigo el libro. Solo le sonreí, e inmediatamente cerré la puerta, coloqué una ...