Desvirgando a la mujer de mis sueños
Fecha: 30/05/2021,
Categorías:
Jóvenes
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... primer día que te conocí-
Desde ese día no pensaba en otra cosa diferente a hacer el amor con mi novia. Habíamos acordado que fuera en sus días infértiles para no correr el resigo de un embarazo y hacerlo al natural. Llegado ese día todas las condiciones se dieron, la escuela suspendió sus actividades por un paro laboral de los señores de mantenimiento, en su casa, su mamá había llevado a sus padres a un paseo de 2 días y por lo tanto su casa estaría sola todo el día. Así que me llamó y me dijo que me esperaba en la parada del autobús y cuando llegué me esperaba con un beso. Nos subimos y cuando llegamos a su casa me pasó a la sala y ella se metió a su habitación.
Tardó un poco en salir mientras yo veía unos curiosos objetos que guardaba en su vitrina. De pronto salió con una vestimenta muy sexy, no sé como se llamen pero era de color rosa, una tela transparente, que cubría sus tetas, que se veían aún más grandes, y la parte del bikini porque lo demás solo eran unos hilos lo que la cubrían. Me hizo una señal con el dedo de que me acercara y yo voy hacia ella y la empiezo a besar, me besa como si fuera la última vez, sentí como nunca sus labios, su cuerpo, su olor.
La llevó a su habitación, cuando entro me llevo una gran sorpresa, la había decorado con tenues luces rojas, pétalos de rosas y sonaba una de nuestras canciones favoritas.
-Quiero que este día sea perfecto-
Pero algo me inquietaba, había una cámara de video apuntando hacia la cama.
-¿Y esa ...
... cámara?-
-Ya te dije, será inolvidable este día-
No lo podría creer, iba a hacer el amor con la chica de mis sueños e iba a tener con qué recordarlo. Todo empezó con un beso inocente y tierno. Poco a poco fui recostándola en su cama, en eso la cámara empezó a grabar. La abrace por su cuello mientras ella por mi espalda. Pase de su boca a su cuello, luego a sus orejas y finalmente fui bajando hasta sus tetas, aquel hermosos par de tetas, firmes, suaves y con ese sabor a miel. Ella iba desabrochando la camisa que llevaba hasta que me dejó desnudo del tórax. De mi parte le quité su pieza de ropa dejándola solo con su ropa interior. La música sonaba, podía empezar a oler su sudor, sentir su cuerpo y estremecerse por las caricias recibidas.
Despacio tomé con mis labios su brassier y se lo fui bajando hasta tener frente a mí ese par de tetas al desnudo. Empecé a besar sus pezones rosados y ella sólo gemía y gemía, después pasé a lamer toda su superficie. Me separó de ella me quitó los zapatos y bajó mis pantalones con mi bóxer, quedando al aire mi pene, mas erecto que nunca, parecía que explotaría, venoso y, aunque no sea de tamaño jumbo, lucia bastante grande, más que cuando fajábamos o me masturbaba. Ella se quedó boquiabierta de verlo salir de mi ropa, supongo porque no había visto uno antes. Ahora era mi turno de hacer lo propio, igual que su brassier, tomé su diminuta tanga en mis labios y fui descubriendo frente a mis ojos esa vulva que tanto anhelaba. Estaba rasurada, sin ...