Mi preciosa y sexy mucamita
Fecha: 03/06/2021,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: beto69, Fuente: CuentoRelatos
... bajo las cobijas sus hombros desnudos y su colita.
Mi verga comenzó a levantarse nuevamente. “Voy a tener que hacerme otra pajita”, pensé. Caminé hasta el baño y me dieron ganas de hacer popó por lo que me senté en el inodoro. De ese modo descubrí que entre este y el bidet estaba tirada en el suelo una bombacha y un corpiño. Eran de algodón ordinario, rosados, chiquitos. Levanté la tanguita y se paró la pinchila. Llevé la prendita a mi nariz para olerla y sentí un penetrante y delicioso olor a pis y flujo.
Entonces me envolví la pija dura con la bombachita y comencé a pajearme. Acabé lindo sobre la telita, la dejé sobre el bidet y fui a ducharme. Pensé en lavar la bombachita, pero se me ocurrió llevármela a mi cuarto, para ponerla al costado de mi cabeza sobre la almohada y dormirme así.
Me desperté a las 8, con la verga dura. Al ver la tanguita me hice una paja rápida, sin preocuparme si se escuchaban mis gemidos de placer, acabando de nuevo sobre la prendita. Luego la dejé sobre la almohada. Envuelto en un toallón fui hasta el comedor. Eulalia estaba parada al lado de la mesa, radiante, preciosa, con el pelo recogido en dos coletas. Me sirvió el desayuno y se quedó de pie en la puerta de la cocina. Le dije que se sentase en el sillón individual que estaba al costado derecho de donde me encontraba sentado. El pedido tenía la intención de mirar sus piernas y deleitarme con la certeza de que debajo de su minifalda no tenía nada puesto. Su rostro enrojeció, pero ...
... hizo lo que le pedí, juntando sus piernas preciosas. Le pregunté qué comidas sabía preparar y mientras me contaba la interrumpí:
—¡Ah!, anoche fui al baño y vi que dejaste en el suelo tu bombacha y corpiño…
—Señor, si…, discúlpeme, me duché y olvidé eso, perdóneme… —balbuceó, bajando la vista avergonzada.
—Bah, no es nada; pero hay que solucionar esto…
—¿Qué cosa señor?
—Vos ahora estás sin bombacha ni corpiño, ¿no es así?
—Si…, perdón…; la única ropa que tengo es la puesta; cuando usted vaya a trabajar voy a lavar lo que usted encontró y esto que llevo encima... –contestó y bajó su cabeza.
—Eulalia, no te preocupés, eso lo vamos a solucionar; además, ya te dije, yo tampoco tengo nada debajo del toallón y sólo porque estás vos me puse esto encima, porque si no ando desnudo… —y largué una carcajada—Mirá, vivo solo, espero que no te escandalicés si alguna vez, sin darme cuenta, ando en bolas…, perdón, desnudo… o escuchás ruidos extraños mientras miró alguna película…
—No señor, es su casa…
—Bueno, pero no te preocupés por tu ropa vieja; mientras vos te quedás acá limpiando yo iré a comprar ropa para vos; pero decime, ¿qué talles tenés de arriba y de abajo? Pensé en traerte vestidos para el trabajo, para salir a la calle, y ropa interior. ¿Qué colores preferís?
—¿Colores?, ¿para qué señor? – respondió confundida.
—Y…, color de bombachas, de corpiños, ¿Qué tipo?, ¿preferís vestidos cortos o largos?
—Señor, gracias, mejor elija usted… Y no sé qué ...