1. Mi papá se vino dentro de mí


    Fecha: 07/11/2017, Categorías: Incesto Autor: Stregoika, Fuente: SexoSinTabues

    ... el ser más hermoso que haya visto y vaya a ver en la vida. Cuéntame todo de tu vida, siempre, cuenta conmigo, pídeme consejo sobre tus amores, que yo te lo daré, aunque muera de celos y dolor por dentro. Fueron todas las palabras que hubo. Así que eso era. Mi papá estaba enamorado de mí, mi mamá lo sabía y eso explicaba muchas cosas. Caminé hacia él y lo besé. En un segundo estábamos besándonos con los rostros agarrados a dos manos. Él me tomó de la mano y me llevó a la sala, así, desnuda y escurriendo agua y jabón. Me tendió gentilmente sobre el sofá y empezó a besarme todo el cuerpo. Mi corazón golpeteaba como una fiera enjaulada y la respiración se me aceleró. Al fin estaba sintiendo otra vez ese rico hormigueo, el endurecimiento de mis pezones y por supuesto, el pubis apretando y soltando, incendiado de ganas. Mi papá me envolvió con sus brazos para besarme los senos. Qué sensación celestial. Me chupaba los pezones con una agresividad inusitada y que me gustaba mucho, al mismo tiempo de esa sensación de que en sus enormes manos subiendo y bajando por mi espalda, nunca nada malo podría ocurrirme. Sujeté su cabeza con mis manos. Entonces me besó el cuello y la cara. Se quitó la camisa y yo, por algo que no razoné, algo que hicieron mis manos por sí solas, le desabroché el pantalón. Jamás olvidaré ese primer vistazo que di a su pene. Ese sí era un pene, y me hizo tener una sensación de querer tenerlo adentro, muy diferente a lo que ocurría con los chicos. Me di cuenta ...
    ... de inmediato de que yo sostenía relaciones con muchachos de manera enteramente experimental, pero nunca había sabido lo que de verdad era desear a un hombre. Antes de cualquier cosa, mi papá puso su cara entre mis piernas y me lamió toda. Mientras lo hacía, frotaba mi vientre con su mano, abriendo y cerrando los dedos. Parecía querer llegar hasta mis entrañas con su lengua. Eso era ser deseada. No se detuvo, no paró, siguió y siguió lamiéndome y dando chupadas a mis labios y cavidad vaginal de manera exquisita. Yo no paraba de gemir ni de contonearme. El calor subía y subía, él comía más y más y yo sentía más y más rico. Agarré su cabeza y la empujé hacia mí. Cuando hice eso, él se enfocó en el centro. Repentinamente olvidó mis vulvas y pareció ya no querer entrar hasta mis entrañas. Ahora solo agitaba mi clítoris con su lengua, y grité de placer por primera vez en mi vida. Siguió haciéndolo, más y más, y yo ya no era dueña de mi cuerpo, pues él por sí solo se retorcía, subía y bajaba y emitía gemidos. Inclusive, en un impulso incontenible, cerré las piernas con mucha fuerza. Mi pobre papi quedó como atrapado en una prensa, pero aun así seguía lamiéndome, lamiéndome y lamiéndome. Un estado completamente nuevo para mí estaba llegando. Jamás había si quiera imaginado algo así. Se sentía tan rico en todo el cuerpo que, uno; me volvería adicta a ello, y dos; empezaba a sentir más y más amor por él, pues me llevaba al cielo. Hasta las mezclas de sensaciones opuestas resultaban ...
«1...3456»