Malena 1: Primeros Tiempos 1
Fecha: 12/06/2021,
Categorías:
Hetero
Autor: relator23, Fuente: CuentoRelatos
... sabia lengua más abajo de su ombligo, sintió un orgasmo atronador y arrasador de sus defensas que no sabía de donde le había salido.
LA SANGRE
Le obligó a proferir una especie de gruñido, largo y ronco, que salía desde más allá de su garganta, de su estómago, de más abajo… y desembocó también por la grieta de su vagina, la cual lo desembuchó en forma de un fluido cálido que mojó sus muslos.
Con un retardo de unos segundos, fruto del adormecimiento de sus sentidos por el espasmo final de la explosión de su placer causado inéditamente, por otra persona -en esa cuenta no metía a sus hermanas y a las amigas de estas- tuvo la lucidez suficiente para detectar que algo más había ocurrido.
Se incorporó lo más rápidamente que pudo permitirle su cerebro aun adormecido por el placer y vio aterrada que sus muslos y la arena estaban impregnados con la sangre que fluía mansamente de su grieta.
Su periodo -inconstante como siempre lo había sido- sorpresivo como siempre lo había sido, le había jugado una mala pasada: debido muy probablemente al nerviosismo de su virginal matriz aterrorizada por el próximo sacrificio de su virginidad, sus flujos menstruales habían salido junto con su orgasmo.
Levantó su vista extasiada en la contemplación del desastre y se consiguió con los ojos de Félix sonriendo con un gesto de “¿qué se puede hacer?”
Lo apartó con brusquedad, por un acto inconsciente fruto de su atribulación y corrió a sumergirse en el mar.
Félix quedó en la ...
... orilla, no confuso, sino, analizando los acontecimientos sobre la marcha. Si no actuaba eficientemente y con habilidad perdería la oportunidad. Optó por desnudarse allí mismo mostrando ostentosamente su desnudez y su erección de manera de lograr que el cerebro de ella, actualmente bloqueado por la situación, se impactara y respondiera volviendo a la realidad.
Se fue sumergiendo, caminando lentamente hacia ella sin mirarla directamente -pues la sabía abochornada al máximo- y se colocó a sus espaldas.
La aprisionó suavemente con sus brazos y sin hacer caso de sus reclamos comenzó a decirle al oído una cantilena con frases e ideas que iba inventando sobre la marcha.
La intención era sedarla con las palabras, desbloquear su cerebro traumado por la impresión y llevarla a un estado relajado desde donde pudiera volver a empezar su trabajo de seducirla.
Al cabo de un rato cesaron sus intentos por librarse del abrazo y mucho tiempo después -sin dejar de hablarle quedamente, amansándola como a un caballo arisco- logró que se relajara completamente y ella sin poder vencer el cerco de sus brazos fue girando pegadita a él y quedaron cara a cara.
Se dejó besar primero tímidamente y luego abrió su boca para recibir su lengua.
Lo que más efecto sedante le había hecho la canción que él le recitó al oído, fue cuando captó que le decía que así era mejor, que con toda seguridad ahora sería un acto indoloro, puesto que el flujo con su efecto lubricante y sus partes internas relajadas ...