1. Imprevisto


    Fecha: 16/06/2021, Categorías: Lesbianas Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... recordarme con claridad la noche anterior. Tome asiento, mi cintura dolía en un costado, baje mi mirada, un prominente morado estaba formado, recordé entonces que me golpee contra la mesa en medio de mi desesperación por sacarle el jean. Observe mi cama, ella dormía con su cabello negro enmarañado y su cuerpo desnudo. Fui por una ducha caliente.
    
    El baño me revitalizo y partí a la cocina, sedienta por café y hambrienta, antojada por unas panquecas, me anime a hacerlas. Torpemente y aun leyendo la receta lo logre.
    
    - ¿Tú también tienes jaqueca?
    
    - La verdad es que si – alce mi vista a su cuerpo cubierto por una de mis camisas. Le sonreí, me devolvió el gesto. – ¿te gusta la cachapa? – pregunte con malicia, sonrojada sonrió.
    
    - Estoy hambrienta.
    
    La alenté a que tomase asiento a mi lado. Comimos y conversamos tranquilamente.
    
    Su mirada evasiva a ratos la mostraba nerviosa. Yo tranquila evite cualquier cosa que pudiese resultarle inapropiada, bien he aprendido que lo que sucede con el licor es cuestión de un universo paralelo.
    
    Me ofrecí a llevarla, se negó, así que la despedí tranquilamente en la entrada de la residencia. Sin mirar atrás, “like a boss”.
    
    No puse mayor pensamiento en aquello, en su rostro lo había leído todo, “aquí no ha pasado nada”.
    
    - Claro que me gustaría llevarla a una cita o algo bonito, pero tampoco voy a mariquear – Francis me miro dudosa – lo que paso fue un resbalón de una noche y ambas estamos claras, es mejor así.
    
    - Pero la ...
    ... seguirás viendo, ¿no será incomodo?
    
    Extendí mi mano para que me pasara el tirro negro. Arreglaba una lámpara en su casa.
    
    - No hay manera de adivinarlo, pasará lo que deba pasar.
    
    El miércoles asistí al hospital con mi mamá. Tengo que admitir que algo en mi estaba distinto, estaba distante con Liliana, como a la defensiva, no sé porque.
    
    Mi madre acudió a la consulta con la sincera emoción de obsequiarle un juego de gargantilla y zarcillos que había comprado para ella hacia un par de meses, a mí me generaba ternura aquello.
    
    El momento se tornó maravilloso y cálido, ella se sonrojo al extremo y mi mama la miraba con los ojitos brillantes y expectantes. Yo un paso atrás, solo las detallaba a ambas, recuerdo que pensé que no me molestaría tener una novia como ella, era realmente hermosa.
    
    Su cabello negro liso, algo corto; la dentadura perfecta y su delicada figura, hasta su estatura era ideal para mí.
    
    Puso sus ojos en los míos justo cuando precisaba todo aquello y me puse nerviosa. Deje de verla de inmediato.
    
    - Hoy eres la invitada de honor en mi casa, hare una cena que de seguro te gustará – hizo una pausa mi madre, con un nudo en la garganta formándosele – es lo menos que puedo hacer para agradecer todos tus cuidados.
    
    A Liliana se le aguaron los ojos. Yo suspire.
    
    Tras un par de palabras más, partimos con la promesa, yo iría a buscar a Liliana en el hospital a las seis, y la llevaría a casa de mama para cenar. Así lo hice.
    
    Un rock suave espantaba el ...
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