1. El Regalo de Sanvalentín


    Fecha: 26/06/2021, Categorías: Anal Autor: nena2221, Fuente: RelatosEróticos

    Durante algún tiempo me prostituí en las inmediaciones del Toreo en la ciudad de México, lo hacía más por placer que por dinero, ya que de día tenía un buen trabajo.
    
    Era 14 de febrero, esa es una fecha muy difícil para las que vendemos amor, pues ese día todo el mundo lo dedica para estar con sus parejas y los hoteles están hasta la madre, así que no hay mucho trabajo. Aburrida y cansada después de 4 horas parada bajo el puente de los cines premier con mi vulgar vestido de licra rojo que apenas me cubrían la mitad de las nalgas, decidí irme a casa a eso de las 10 de la noche. Estaba muy decepcionada por no tener clientes, pues estaba con una calentura de locos, tenía unas ganas enormes de que me cogieran que no me las podía aguantar, estaba tan caliente que me iría con cualquier wey gratis. Camine hasta mi auto y cuando estaba a punto de subirme alguien me hablo desde un auto “Hola chiquita” ¿Ya te vas?
    
    Se trataba de un cliente al que le había hecho trabajos en dos o tres ocasiones su nombre era Gabriel y la verdad es que estaba muy bien dotado, si bien no es la verga más grande que me he comido si esta entre las diez mejores.
    
    Le sonreí y conteste –¡Gabriel! Que gusto, si; ya me voy , al parecer hoy no es un buen día- Huy que mal, contesto algo decepcionado, y yo ni para decirte, es fin de quincena y no tengo dinero.
    
    Sin pesarlo dos veces con una sonrisa le respondí. Mira que suerte, tú no tienes dinero y yo ya no estoy trabajando, ¿Qué te parece si te invito ...
    ... una cerveza en mi depa?
    
    Estuvimos en mi departamento tomando, platicando y bailando un rato, mientras bailábamos el comenzó a acariciarme las nalgas y a besarme el cuello de una manera deliciosa nos tiramos en el sofá y me dijo que me cogería tan rico que jamás olvidaría ese día.
    
    Me bajo la tanga e introdujo dos de sus gruesos dedos en mi ano. ¡Hay que rico! Repetía mientras metía y sacaba sus dedos primero suave, dos dedos, después tres y luego cuatro y cada vez más rápido. Yo jadeaba y gemía de placer.
    
    Desabroche su pantalón y comencé a lamer la punta de su verga que ya estaba bien dura. El olor, la textura suave de su piel, el sabor de sus primeros jugos. Todo era delicioso, en tanto el seguía metiendo sus dedos en mi culito, me pidió que me acostara boca abajo en el sofá y de inmediato obedecí, me acosté y pare mi culo arqueando las caderas. Sentí la punta de su polla rozar mi ano y sentí un escalofrió, el lubricante que Gabriel se puso estaba muy frio para mi ardiente culito, cerré los ojos para disfrutar cada instante.
    
    Comenzó a empujar con suavidad muy despacio, podía sentir cada pequeño detalle, cuando entro por completo el glande, retrocedió un poco para después seguir empujando con suavidad ahora hasta estar completamente dentro de mí, podía sentir sus latidos en su rica verga, entraba y salía suavemente era como estar en el mar, yo respondía apretando y aflojando los músculos de mi anito mientras dibujaba círculos con las caderas, y me di cuenta de algo ...
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