El Regalo de Sanvalentín - Relatos Eróticos

El Regalo de Sanvalentín

... me estaba cogiendo ahí en la calle en pleno centro histórico..

No me cogió con cariño, me cogió con furia mientras pasaban algunos autos me sentia como una verdadera puta, una perrra follando en la calle, se vino muy rápido lo que me hizo pensar que eso lo había excitado mucho. Seguimos caminando, en ocaciones me adelantaba y me levantava la falda para que mirara mi trasero, me sentia como una quinceañera. Frente al centro joyero de la avenida 16 de septiembre lo detuve, me puse en cuclillas frente a él y se la chupe duro y rico mientras pasaban los autos, paso a nuestro lado una pareja, él quiso quitarse pero no lo deje yo seguí chupando como si estuviésemos solos, termino con unas pocas gotas de leche que yo succione y trague como si se tratara del líquido más precioso del universo.

Llegamos a una cafetería que aún estaba abierta y nos metimos a cenar, no me importo pagar yo la cena, el saber que era una buena puta y que Gabriel estaba disfrutándolo era suficiente para mí, después de cenar nos dirigimos al auto

Caminamos hasta una esquina donde se encontraba un cajero automático, la calle estaba muy oscura y el interior del cajero muy iluminado. Le susurre al oído “Quieres cogerme ahí adentro” él sonrió, entramos al cajero me subí la falda y el como un toro me ensarto de un solo golpe hasta los huevos, sentía sus envestidas furiosas mientras miraba mi cara de placer y cansancio reflejada en la pantalla del cajero, sacaba su verga de mi culito por completo para ...

... metérmela de nuevo hasta los huevos, miraba a los vidrios y veía mi reflejo, ahí estaba yo parada con tacones altos apoyada en el cajero parando el culo con la falda sobre mis nalgas, podía ver la deliciosa verga morena de Gabriel como salía y entraba por completo de entre mis nalgas bien paraditas, y de cuando en cuando tras mi reflejo podía ver pasar las luces de los autos, ya no tenía dudas este era un gran dia de san Valentín para Gabriel, estábamos los dos muy excitados. De pronto alguien entro al cajero, era un borracho que se quedó helado al vernos, yo gemía de placer, en cuanto lo vi le dije no seas penoso pasa tu a lo tuyo y nosotros a lo nuestro. Gabriel se quedó paralizado, dejo de bombear podía sentir lo rápido que latía su corazón en las pulsaciones de su rico miembro que tenía bien aprisionado dentro de mí. El borracho se dirigió al cajero, introdujo su tarjeta y comenzó con lo suyo, Gabriel lo miraba sin reacciona, así que decidí ayudarlo un poco, apreté dos veces su rica verga con espasmos de mi anito, salió del trance y comenzó a cogerme como una fiera, me daba unas envestidas tan brutales que sentía que rompería la pantalla con mi cabeza, yo gemía y disfrutaba, volteé a ver al borracho y él estaba con su celular grabando y tomando fotos, lo que nos éxito más a Gabriel y a mí, comenzó a bombear con una velocidad increíble y de pronto sentí ese chorro de leche en mi culo escurriendo entre mis piernas, los dos jadeábamos de placer, Gabriel saco su rica verga de ...