Regalo de Navidad para mi abuelo
Fecha: 29/06/2021,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Cris, Fuente: CuentoRelatos
... que eres la más loca de toda la familia.
Dijo mi padre con voz solemne, si él supiera, me iba a salir con la mía.
Montamos en el coche y me dio las gracias una vez más mi abuelo, le dije que no tenía por qué hacerlo. Llegamos a la casa el calor que se respiraba era súper reconfortarle, siempre había adorado ir a casa de mis abuelos, la antigua calefacción de carbón hacía de maravilla su trabajo y dos minutos después estaba sudando, mi abuelo se quitó la ropa y se colocó un pijama de cuadros que le daban un aire muy interesante, he de decir que mi abuelo no era el típico viejo, descuidado siempre estaba perfectamente afeitado y olía genial a esa mezcla de colonia suya y de tabaco de pipa.
―Hija tienes algún camisón de la abuela en la habitación desde luego que no son los pijamas que usas tú en tu casa pero bueno…
Los días que se queda a dormir en mi casa el pobrecito lo tiene que pasar de pena porque siempre uso mini pijamitas, de culotes y camisetas que apenas cubren mis tetas.
―Tranqui abuelito no es necesario, creo que me valdrá con esto.
Le dije mientras me desnudaba quedándome solo en un conjunto negro de encaje a juego de tanga y sujetador, note sus ojos se clavaron en mi cuerpo de forma descarada, si era mi abuelo pero no dejaba de ser un hombre, y tenía delante de si desnuda a una preciosidad de veintidós añitos.
―¿A que estoy estupenda Lelo?
―Hija eres espectacular yo pensé que cuerpos como tú solamente se veían en la televisión.
―Lelo esos ...
... son de mentira mira esto es carne de verdad.
Le dije acercándome a él, de forma sugerente con movimientos felinos y cara de perra en celo, le cogí de la mano y la apoye en mi pecho.
―¿Ves? es de verdad.
Y desabroche mi sujetador disimuladamente dejándole caer al suelo…
―Uy me vas a ver las tetitas. Sonreí maliciosamente mientras recorría mis labios con la lengua.
―¿Hija que estás haciendo, que pretendes?
―Soy tu regalo de Navidad, te lo mereces, ahora eres un hombre libre y no quiero ver tristeza en esos ojos
Fue a decir algo pero le puse un dedo en la boca a modo de silencio, y mandándole callar me arrodillé ante él.
―Hija no…
―No hay vuelta atrás, me he convertido en tu regalo.
Desabroché el cordón de su pijama y baje los pantalones a la vez que sus calzones y me encontré una polla morcillona, estaba claro que la ración de vista que se había dado de mi cuerpo había surgido efecto, era grande y gorda, no era distinta a las que había visto antes, si bien es cierto que no era el primer viejo que me iba a follar, ya tenía experiencia con mi vecino, lo digo para la gente que no conozca todos mis relatos.
Me la metí en la boca, ese trozo de carne sabía rico, estaba limpia, su liquido preseminal no tenía un sabor fuerte, y la comí como me gusta metiéndola y sacándola de mi boca como si fuera una piruleta y yo una niña, era mía, era la polla que tanto ansiaba, lo que llevaba días echando en falta, subía y bajaba por su tronco, de forma glotona, a la ...