1. Posesión: Un peligroso regalo


    Fecha: 09/11/2017, Categorías: Control mental, Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Había sido un regalo de fin de curso, el próximo año comenzaría su primer trabajo tras salir de la universidad y aquello le venía de maravilla para practicar su hobbie preferido durante las vacaciones. Quería rodar un corto con sus amigos, el guión estaba preparado y los papeles repartidos.
    
    Aquella noche llegó a casa tras tomar unas copas con sus compañeros de clase, estaba agotada después de toda la celebración y los nervios de la mañana por la fiesta de fin de curso. Dejó caer el bolso sobre una silla y se dirigió a su dormitorio. El regalo estaba firmemente asido entre sus manos, aún no había tenido tiempo de disfrutar de él, lo haría en cuanto amaneciera, pero primero tenía que dejar la batería cargando. Extrajo la videocámara del interior de la caja y la depositó sobre la cómoda. Conectó el cable de la batería a la corriente y comprobó que el piloto rojo se encendiera. Unas horas más tarde estaría completamente lista para hacerla funcionar, lo estaba deseando.
    
    Se alejó para darse una ducha rápida y ponerse el camisón, apagó la luz y se recostó sobre la cama dejando que el sueño hiciera presa de ella. Estaba apunto de quedarse dormida cuando algo la sobresaltó, no sabía muy bien qué era, pero su corazón le había dado un vuelco en el pecho y latía frenéticamente. Se sentó en la cama y miró a su alrededor con el oído atento a cualquier ruido. Nada. Tan sólo un punto de luz rojizo apuntado hacia ella desde la cámara de video. Se volvió a recostar sin poder apartar ...
    ... la mirada del punto de luz, todo lo demás estaba completamente oscuro. Sentía como si en el mundo que la rodeaba, tan sólo existieran ella y la cámara. Un ojo rojo e intenso que no se apartaba de ella y parecía taladrarle el alma. Se giró hasta quedar boca abajo, tratando de apartar de su mente tan extrañas ensoñaciones. Llegó incluso a cubrirse por completo con la sábana, guareciéndose del luminoso ojo que la observaba, de nada sirvió, seguía sintiéndose observada y cada vez estaba más nerviosa.
    
    Basta de tonterías – se dijo así misma – sólo es una cámara, duérmete de una vez.
    
    Pero no lo conseguía, la presencia del intruso hacía que su respiración se agitara y su corazón continuara golpeándole el pecho. Por un momento tuvo la intención de encender la luz del dormitorio, levantarse y sacar aquella cosa de su cuarto, pero no se sintió capaz. Cerró los ojos con fuerza, se ocultó aún más bajo la sábana y se obligó a pensar en otra cosa.
    
    Tenía calor, en pleno verano taparse con algo tan liviano como un pedazo de tela, era un suicidio. Notó un cosquilleo entre los muslos, una sensación poco frecuente, aunque conocida. Se frotó ambas piernas con la mano, rápidamente, como si quisiera espantar un molesto bichito que no la dejase dormir. Su mente estaba empezando a evocar momentos del pasado, situaciones en las que había yacido allí mismo con su novio, podía acordarse de cada gesto de sus manos, cada beso, cada roce y caricia; gimió débilmente, tanto por la excitación que ...
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