1. Posesión: Un peligroso regalo


    Fecha: 09/11/2017, Categorías: Control mental, Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... comenzaba a adueñarse de ella, como por lo extraño del momento. Estaba agotada, su novio lejos, y ella rara vez se excitaba a solas y aún menos estando tan cansada. ¿Qué le estaba sucediendo?
    
    Comenzaba a sentir la imperiosa necesidad de tocarse, de llevar su mano entre los cálidos y tersos muslos y dejarse arrastrar hacia ... pero no, ¿qué estaba diciendo? Aquella cosa la observaba desde su cómoda, no iba a masturbarse mientras ese rojizo ojo de cíclope siguiera allí, fijo en ella, ni siquiera era capaz de darle ese placer a su novio que ya se lo había sugerido en varias ocasiones. Le daba vergüenza, muchísima vergüenza. No iba a hacerlo de ninguna de las maneras.
    
    Pero el escozor entre sus piernas, el calor, el intenso latido de su corazón, las imágenes que la asaltaban una tras otra ... no podía ignorar que estaba muy caliente, que necesitaba urgentemente sentirse saciada. Quizá si lo hacía, si daba rienda suelta a sus emociones, pudiera dormirse al fin y olvidarse de aquella maldita cámara de video. Al fin y al cabo, pensó, estaba totalmente cubierta por la sábana, nada ni nadie podría verla.
    
    Deslizó la palma de la mano por el colchón y luego la introdujo entre sus piernas, acarició lentamente sus muslos, el borde de la ropa interior y comenzó a frotar un dedo sobre la tela, justo entre los labios vaginales y la entrada del ano. Se acarició con delicadeza, sintiendo como su necesidad de explotar era cada vez mayor, pero algo dentro de su cabeza le exigía que ...
    ... fuera despacio, que no tenía prisa alguna y, sin saber por qué, obedecía a aquella presencia ajena.
    
    La almohada.
    
    Si, tenía que colocar la almohada bajo su vientre, para elevar las caderas y aumentar la accesibilidad a su centro de placer. Sin salir de debajo de la sábana, arrastró la almohada hacia dentro, la dobló por la mitad y recostó su vientre sobre ella, levantó el trasero y....
    
    La sábana.
    
    Tenía que retirar la sábana a un lado, hacía calor, si, eso era, hacia demasiado calor para continuar allí abajo. En cuanto lo hizo, la fresca brisa veraniega acarició su cuerpo por encima del camisón que llevaba recogido a la altura de la cintura, mostrando las braguitas blancas y ajustadas que empezaban a estar algo húmedas. Volvió a recostarse sobre la almohada, alzó aún más las caderas, como si quisiera mostrar sus suaves nalgas a aquel intruso rojo que la contemplaba. Su mano volvió a acariciar sobre la ropa interior, notaba en la yema de sus dedos cada protuberancia, cada hueco y cada gota de humedad de su anatomía. El clítoris se había endurecido, y el dolor en el bajo vientre era cada vez más intenso, ni siquiera sabía por que estaba tardando tanto en saciarse, en cualquier otra situación ya lo habría hecho pero...
    
    Despacio...
    
    Si, debía hacerlo despacio, tenía toda la noche, aunque no sabía si podría soportar tanto tiempo el intenso dolor que crecía en ella, la excitación. Sus dedos seguía acariciando despacio, su cuerpo se balanceaba despacio, levantando y ...
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