1. Doly se llenó de carne viva. Una relación madura, un aprendizaje de vida


    Fecha: 09/11/2017, Categorías: Otras Categorías, Autor: Nazareno Cruz, Fuente: CuentoRelatos

    ... merecía más que nadie.
    
    Ponía atención en el desgranar de su carga emocional, así me enteré que tiene un hijo casi de mi edad, bueno solo un poco mayor, que el marido levantó vuelo para enredarse con una muchacha muy joven para él. Esto último me pareció que era lo que más la deprimía, cambiarla por una más joven, que las flores llegaron en un momento justo para hacerla sonreír y pensar que no todo está perdido...
    
    —Y yo te vengo a entregar mi corazón –fue como la nota de humor, completar sus últimas palabras con parte de una canción.
    
    Me parecía lo más adecuado, sazonar esa confidencia que le hacía daño con algo de humor, rescatarla del dolor y ponerle más humor. Entendió mi sentido de la oportunidad y agradeció la considerada comprensión, sus gestos y el brillo de sus bellos ojos completaban el agradecimiento.
    
    No era momento de dudas, me urgía secuestrar su voluntad, ser parte de su alegría, apropiarme de ese sentimiento en busca de quien lo sepa entender y hacer florecer. Pagué la adición, le tendí mi mano para salirnos, aceptó mansamente, dejándose volar en mi ilusión súper sport prestos a volar por las cornisas con una golondrina en el motor…
    
    —Salimos, la subí a un taxi, tomando el mando de la situación.
    
    —¿A dónde me llevas? -Me hago el interesante, no respondo, se deja abrazar, bien juntitos.
    
    —Indico la dirección (alquilo un mono ambiente, en las cercanías).
    
    Subimos para tomar un café, se ofrece a prepararlo. Me arrimo, pegado a su espalda, miro ...
    ... sobre el hombro como bate el café instantáneo. La tomo por la cintura, abrazo fuerte, aspiro de su cuello, el sensual perfume que emana, me aprieto algo más, con la excitación a full contra sus nalgas, entre los glúteos, que ella menea con naturalidad para acomodar las partes en juego.
    
    Giro su cuerpo, ahora frente a frente, vuelco su cuerpo sobre la mesada, subo la falda arrollada en la cintura, aparta la tanga con una mano, libera el camino. Con la agilidad de un felino y la urgencia de mi deseo, apoyé la cabeza del pene entre los labios vaginales, excedidos de flujo, ardientes en la abstinencia, me tragó entero.
    
    Hacía falta mucha verga para apagar tanto fuego… para fortuna de ella no vengo mal dotado, sobre todo en el grosor, que pareciera que es lo que más le importaba.
    
    Casi nada costó llevarla a la gloria, breve, intenso y agotador, vibró como un diapasón, se alargó en los estertores del clímax casi al límite de perder el sentido.
    
    Bajo la ducha todos los mimos fueron para mí, tomado del miembro, a remolque me llevó a la cama, para hacerme la “gran Doly”. Chuparme todo, montarme al estilo “indio” a pelo y a los gritos. Hacía lo que mejor sabe, entregarse en cuerpo y alma, ser ella misma, dejarse perder en un orgasmo tan aullado de placer. Sentirse libre, poder gustarle a su hombre, ser aceptada como es.
    
    El orgasmo tan temido, sentido como una poesía de amor y un grito desesperado, nada más que ser ella misma, siente que le doy su lugar, que agradezco la ...