1. Riberas del Donetz 2


    Fecha: 10/11/2017, Categorías: Incesto Autor: Barquidas, Fuente: CuentoRelatos

    Capítulo 2
    
    Tras el topetazo que se dieron, los dos cayeron hacia atrás pero al instante estaban recuperados y listos a embestirse uno contra otro. Hesslich atrapó el cuello del oponente entre sus manos e intentó estrangularlo pero se encontró con una uñas como garras que le arañaron ambas mejillas hasta abrir en ellas profundos surcos; al tiempo, una rodilla intentó estrellarse contra la parte más preciada de la anatomía masculina pero falló pues en el camino se interpuso la culata del Máuser K98K arrojada por Hesslich pero que al caer lo hizo apoyándose en los arbustos con lo que la culata quedó cubriendo esa parte tan preciada de la anatomía de Peter Hesslich. Las mejillas le ardían y a Stella Antonovna, pues no era otro el rival de Hesslich, le faltaba el aire en los pulmones de resultas del casi estrangulamiento sufrido. Los dos retrocedieron un momento, recuperando fuerzas y apretándose a un nuevo encontronazo. Pero antes de lanzarse el uno contra el otro los dos hicieron lo mismo: Aferrar el fusil con ambas manos por el cañón para usarlo a modo de maza. Stella estrelló la culata de su arma contra la culata del Máuser, resbaló hacia el suelo y, antes de que la mujer pudiera volver a enarbolar su Moisin Nagant, Hesslich la golpeó con la culata del Máuser. El alemán tuvo un reflejo que hizo que no quisiera destrozar el cráneo de su oponente, por lo que la culata se estrelló contra el hombro de Stella aunque de paso afectó el pecho, brazo y mano de la mujer, con lo que ...
    ... se le escurrió el fusil de la mano, perdiéndole irremisiblemente. Al tiempo que Hesslich lanzaba la culata de su arma contra la mujer, su bota también se estrelló contra la cadera de Stella que no pudo evitar caer de rodillas ante el “Diablo”, pero dio vueltas sobre sí misma intentando recuperar el arma perdida con mano y brazo que aún conservaba útiles, pero él se lo impidió mediante un nuevo puntapié que alcanzó ese hombro de la mujer desgarrando también camisa y piel junto al seno. Stella lanzó un agudo grito de dolor pero se revolvió cual felino salvaje y del cinturón sacó una pequeña pistola, una “Tokarev TK” como las que suelen usar los oficiales de Estado Mayor y los del NKVD. Peter Hesslich le dio entonces un empujón que la lanzó al suelo saltándole encima a continuación. Ella trató de desgarrarle el cuello con las uñas, arañarle el rostro, cosa que logró a medias, pues Hesslich le atrapó manos y brazos sujetándolos firmemente contra la yerba. Stella intentó resistirse a cabezazos que Hesslich esquivó fácilmente, mordiscos, incluso dirigidos a la yugular en intento de causarle la muerte.… Pero todo fue en vano, todo inútil, pues Hesslich era más fuerte que ella y logró someterla
    
    A todo esto la lucha había sido muda, sin que ninguno de los dos abriera la boca ni un momento. Por fin Stella lanzó como un resuello ahogado, dándose por vencida ante lo inevitable… Contra “El Diablo”, en pelea cuerpo a cuerpo, desde luego no podía: Ella era más bien menudita, frágil, pues ...
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