1. Gabriela, Silvy, la del jodido culo y yo


    Fecha: 13/07/2021, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Werther el Viej, Fuente: CuentoRelatos

    ... a Silvy quitándose el condón. Se incorpora un instante para tirarlo a una papelera de un rincón y, por un momento de espaldas, muestra su muy fantástico culo. Es suficiente para mi lascivia. Ya no me es posible aguantar más.
    
    De pronto, un placer angustioso, muy hondo, espolea con furia mi cipote hinchado (“¡Joder, qué gusto! Dios....”). Un placer que se extiende eléctricamente por mi sistema nervioso y estalla en mi cerebro (“¡Me corro, me corro! ¡Joder, qué gusto! ¡Me corroooo, joooodeeer!”), hasta hacerme perder todo dominio. Durante unos segundos, no sé lo que pienso, ni lo que veo, ni lo que digo en voz alta. Soy incapaz de controlar esa gozada indescriptible, ese placer poderoso y envolvente. Todo mi cuerpo, ahora, está gozado y disfrutando inconteniblemente.
    
    Entretanto, Gabriela, como casi siempre, ha mantenido mi polla dentro su boca. Permite que, a sacudidas, vaya eyaculando la leche de mis cojones. La muy zorra espera que termine. Entonces, me morrea profundamente, obligándome a tragar mi propio semen.
    
    Por algunos instantes, me siento sucio y feliz. Muy sucio y muy feliz...
    
    Pero, más pronto de lo que quisiera, mi éxtasis se acaba y voy regresando deprisa de ese estado catatónico al que viajo en la mayoría de mis orgasmos
    
    Cuando salgo de esos momentos de estupor, me veo en el espejo tumbado en la cama con Gabriela y Silvy. Los tres, tendidos anárquicamente, nos estamos contemplando con cierta cautela. Parecemos satisfechos. Durante unos instantes nos ...
    ... mantenemos en silencio.
    
    La primera en romperlo es Gabriela, con una risotada algo burlona y contagiosa.
    
    ‒Espectacular ‒suelta‒. De puta madre...
    
    Ahora, los tres soltamos carcajadas algo exageradas para relajarnos. Me siento en el borde de la cama y, ¡mierda, tú!, empiezo a notar un cierto escozor anal. Debo haber hecho alguna mueca o algún gesto explicito para que Silvy me recuerde dónde está el cuarto de baño.
    
    Ya en él, después de mear, lleno el bidet de agua caliente y me siento con el culo bien sumergido. Me enjabono el pene y el ano y me mantengo reflexionando sobre todo lo que acaba de pasar. Me siento vacío y algo inseguro. “Tal vez no debía haber hecho caso a Gabriela”, me digo.
    
    Así, sentado en el bidet, me sorprenden Gabriela y Silvy que, después de un buen rato, entran decididas a orinar. Por cierto, ambas, al hacerlo, se sientan en la taza.
    
    ‒¿Qué tal, cariño? ‒se interesa por mí Silvy
    
    ‒Bien ‒le sonrío.
    
    ‒¿Quien se viene a la ducha? ‒nos invita provocativa, mientras entra en la cabina.
    
    ‒Yo misma ‒se apunta Gabriela de inmediato.
    
    De un salto, se mete bajo la agua con Silvy
    
    ‒¿Te enjabono, nena? ‒le ofrece.
    
    Sin esperar respuesta, le arrebata a Silvy la esponja jabonosa y se la desliza lentamente por las tetas. Luego, se las enjuaga acariciándolas. Finalmente, comienza por lamerle con delicadeza los pezones y acaba por chupárselos a fondo.
    
    Silvy acepta la situación sonriendo. Se deja abrazar por Gabriela y le corresponde atrapándola ...
«12...6789»