La Posada
Fecha: 10/11/2017,
Categorías:
Hetero
Autor: maeve, Fuente: RelatosEróticos
... era desagradable, así que decidida a probar más volvió a sacar la lengua y la pasó sobre el clítoris de Sabrina.
Esther tenía razón, gemía como una perra y eso le hizo a Berta envalentonarse y lamerla con más ansias, incluso hasta una de las veces absorbió el clítoris, lo que dejó a Sabrina al borde del orgasmo y rogando por más. En ese instante, Berta introdujo dos dedos en la vagina de Sabrina y los movió con rapidez y fuerza, al igual que su amiga había hecho en su propio coño. Poco después un tercero se unió, pero otros gemidos le hicieron mirar más allá de Sabrina, Esther se había tumbado debajo de Sabrina y esta le estaba comiendo el coño con ganas.
Ambas, Sabrina y Esther se corrieron al mismo tiempo.
Esa no fue la última vez que follaron, ni mucho menos, se pasaron casi todo el fin de semana enfrascadas en una lucha de lenguas, dedos y gemidos.
Por desgracia el fin de semana acabó y Berta tuvo que volver a su aburrido trabajo de funcionaria. No podía parar de pensar en todo lo que había hecho el fin de semana. Había sido su primera experiencia lésbica y había sido increíble. Esas dos mujeres sabían a las mil maravillas como calentarla y producirla el máximo placer posible, incluso la habían hecho algo que nunca hubiese imaginado que la pudiese causar tanto placer. Sexo anal. En realidad solo habían introducido un dedo bien lubricado dentro de su culo, pero por algo se empezaba ¿no?
La semana pasó entre emails de Sabrina y de Esther tan amistosos como ...
... siempre, sin una sola referencia al increíble fin de semana que habían experimentado. El jueves Esther le propuso volver a pasar el siguiente fin de semana en La Posada y ella, después de mucho pensárselo, aceptó. No es que no desease volver a repetir unas maratonianas e increíbles jornadas de sexo, sin embargo todavía había algo dentro de ella que le daba reparo. Tal vez fuese la educación que le habían dado sus padres, o su timidez, o ambas cosas pero sentía como si estuviese haciendo algo malo.
Todas sus reticencias se esfumaron después de una charla especialmente caliente entre ella y Marco por Messenger, que después de varias semanas sin apenas contacto entre ellos por fin volvieron a coincidir por la red y que acabó con ambos masturbándose.
Ese fin de semana hubo mucho más que lenguas y dedos. Sabrina se había llevado toda una variedad de juguetitos sexuales que Berta no había visto en su vida.
No era como tener la buena polla de un tío dentro de tu coño haciéndote virguerías, pero…uff…esos aparatos le habían llevado hasta el paraíso. Si el primer fin de semana había sido increíble, ese no tenía palabras para definirlo.
El domingo después de comer Sabrina le dijo que quería hablar con ella. Berta se preocupó, su amiga estaba seria, por lo que se sentó en el borde de la cama y la escuchó atentamente.
Le explicó que el lugar en el que estaba no era solamente una asociación de amigos, era algo más. Una asociación sexual de amigos. Era un lugar especialmente ...