¡El semental de confianza!
Fecha: 02/08/2021,
Categorías:
Hetero
Autor: Thomas, Fuente: CuentoRelatos
... pene.
Ana lo descubrió lentamente, dejándolo tapado de medio muslo hacia abajo.
Se deleitó mirando como la blanca ternura de su pene se llenaba, a medida se erguía y comenzaba curvearse hacia su plano estómago. Ana acarició su saltón ombligo, y su suave hilera de vellos que iba desde su pecho hasta su pubis.
Ana comenzó a lamer las tetillas del mocetón, haciendo un movimiento circular con su lengua, cambiando de una a otra, comenzando a bajar por el centro de su pecho, siguiendo su camino de vellos, jugando de igual manera con su ombligo, logrando que por fin se despertara. Estiró sus brazos hacia arriba, y los bajó para poner sus manos sobre la rubia cabellera de Ana.
“Buen día, hermoso”, le dijo Ana, al tiempo que tomó con sus labios el glande del jovencito, comenzando a devorar su curvo pene muy lentamente, lamiéndolo alrededor ávidamente. El primer saludo del Choro fue un leve gemido, mientras disfrutaba la ardiente boca de la señora a medida envolvía su pene.
Ana se montó sobre el muchacho, poniendo sus nalgas cerca de su cara. Tomó el pene de Ramón Jr. con ambas manos, lo enderezó, y comenzó a mamarlo con desesperante pasión. Aunque no esperaba nada a cambio, sintió le lengua del joven comenzar a tocar su ano, mientras con sus dedos exploraba su húmeda vagina, al tiempo que ella se quedaba por largo tiempo con el pene completamente metido en su boca, sin dejar un solo milímetro fuera de ella. Subía y bajaba su cabeza rápidamente por unos instantes, ...
... luego se detenía y la mordisqueaba, arrancándole al Choro increíbles gritos de placer, olvidando por completo a los niños.
Ana sabía que durante la noche el Choro se había recargado. Era el momento de comprobar si iba en buen camino para heredar la habilidad de su padre. Lentamente dejó de mamar su tremenda erección, y levantando sus nalgas se sentó completamente en la cara del muchacho, dándole apenas oportunidad de respirar, mientras el lamía con locura sus encantadores orificios lo mejor que la incómoda posición le permitía.
Ana levantó su hermoso trasero y gateó sobre el cuerpo del muchacho. El Choro se incorporó y la siguió, montándose sobre ella, penetrando su ano con increíble vigor, haciéndola colapsar sobre la cama, dejando su cabeza fuera de ella, colgando.
El joven galán la empaló con fuerza, con rapidez, con un vigor sin precedente, como el Choro de siempre, sin importarle mucho lo que su receptiva patrona sintiera o pensara. Se la dio toda sin misericordia por el culo, con todas sus hormonas desbocadas. Ana se levantaba, pero el ímpetu del mocetón era tal, que la derribaba una y otra vez.
“¡¿Le hago un chamaco Ana, se lo hago?!”, le decía con contenida pasión en su voz, “¡présteme su panochita, préstemela tantito y le hago un chamaco!”, continuó el joven fuera de control.
Ana no quería desperdiciar esa incandescente avidez de su precoz amante. Con mayor fuerza se incorporó, empujándolo fuera de su ano, volteándose. El Choro se lanzó a besarla, ...