1. ¡El semental de confianza!


    Fecha: 02/08/2021, Categorías: Hetero Autor: Thomas, Fuente: CuentoRelatos

    ... tendiéndose sobre ella, al tiempo que insertaba su pene en la vagina de la joven señora, comenzando a meterlo y sacarlo con rapidez, arrancándole a su bella amante un profundo orgasmo, que casi a su término fue alcanzado por la abundante esperma del adolescente, llenándola de su desbordada e irresponsable pasión.
    
    Ana y el Choro quedaron inmóviles un buen rato. A pesar del aire acondicionado, sus cuerpos sudaban.
    
    Ana se levantó y caminó desnuda a la recámara de los niños. Se acercó por el borde de la puerta discretamente y sintió alivio al ver que estaban aún dormidos.
    
    Al volver a la suya, el Choro la esperaba ya de pie. La abrazó y la besó. Se dirigieron al baño. El ambiente se saturó de vapor, pudiéndose ver la silueta de la bella Ana arrodillada en la regadera, practicándole sexo oral a Ramón Jr.
    
    Duraron mucho tiempo, hasta que el agua caliente empezó a agotarse. El curvo pene del muchacho estaba más limpio que nunca.
    
    Ana se secó el pelo, pidiéndole a su incipiente amante que la esperara para darle desayuno. El Choro la aguardó en la cocina varios minutos, hasta que llegó Ana haciendo gala de una radiante y fresca belleza.
    
    Le sirvió un abundante desayuno que, como siempre, lo devoró como huérfano en auspicio. “Como me recuerdas a tu papá. ¡Como comen!”, dijo sonriendo.
    
    El Choro sonreía. Sus modales de mesa eran pésimos. Ana solo lo miraba con ternura… y agradecimiento.
    
    “Te pediré un Taxi. Ten”, le dijo, al tiempo que le dio un pequeño envoltorio ...
    ... con billetes. “Esto es por haberme cogido tan increíblemente”.
    
    El Choro la vio y le sonrió. “Yo le debería de pagar a usted”, le dijo con la boca semi-llena”.
    
    “No precioso, no soy puta para que me pagues”, precisó. “Soy tu puta nomás”.
    
    “Y la de mi apá”, agregó el Choro. “¿También le da propinitas?”, preguntó
    
    “También”, dijo Ana.
    
    ****************************
    
    Patricia abrió la puerta con tremendas ojeras cuando Ana llegó con sus hijos alrededor de las 9 de la mañana.
    
    Su madre y sus dos hermanas se habían engranado en sus calientes intimidades hasta casi las tres de la mañana.
    
    “Miércoles de confesiones”, dijo la señora Patricia antes de que su hija preguntara que había pasado, mientras Ana veía en la mesa del jardín interior botellas de vino vacías, copas, cajetillas arrugadas y muchas colillas de cigarro.
    
    “¡Explícame mami!”, demandó Ana.
    
    Patricia sirvió café para las dos. Se sentó al lado de su hija.
    
    “Todas sabemos todo”, dijo calmadamente, al poner su mano sobre la de Ana. Su hija la acarició con la otra. “Nos quedamos platicando hasta muy tarde… gracias a eso”, dijo, señalando las botellas de vino.
    
    “No estoy en condición de cuidar a los niños, hija. ¿No te importaría?”, dijo la apesadumbrada señora.
    
    “No mami. No venía a dejártelos. Ramón está enfermo y no irá en un par de días, según el doctor”.
    
    “Oh”, contestó Patricia.
    
    “¿Qué le pasó? ¿Te lo acabaste?”, dijo con pícaro tono.
    
    Ambas se rieron.
    
    “No mami. A ese hombre no te lo ...
«12...181920...26»