1. El chabolista del puerto


    Fecha: 12/08/2021, Categorías: Lesbianas Autor: danisampedro91, Fuente: CuentoRelatos

    ... mear, y rozando su paquete en mi culo, me decía, deja que vea que pollita tienes, y cómo estás de caliente, ¡uuuummm, sí que estás calentito! Mira cómo me has puesto la polla, me decía mientras se restregaba a mi culo.
    
    Noté que tenía una tremenda erección, ¡joder, menudo paquete notaba restregándose en mí culo, aquel portugués debía tener una tremenda polla! ¡uuufff!, aquello me excitaba, y me ponía más caliente todavía.
    
    Terminé de mear, y le dije que tenía que irme. Me dejó guardar la polla, mientras tanto con su mano me sobaba el culo. ¡Me gusta tu culito, quiero saborearlo y poseerte, ya verás cómo tu y yo, disfrutamos y hacemos buenos negocios!
    
    Salí del bar de la cooperativa, y me fui a seguir con el trabajo en la descarga del congelador.
    
    Toda la tarde estuve dando vueltas a los pensamientos que me acechaban, no lo tenía nada claro, aquello no terminaba de gustarme. Pero, por otra parte, estaba deseando que me volvieran a dar por el culo, y precisamente aquel día estaba caliente, y andaba más salido que una jauría de perras en celo. Recordaba aquel tremendo bulto restregándose en mi culo, y me excitaba a la vez que me daba algo de temor la polla que pudiera tener aquel portugués.
    
    Llegaron las 7 de la tarde, y la jornada tocaba fin hasta el próximo día a las 8 de la mañana. Solo tenía que cambiarme de ropa, luego ducharme al llegar a casa, ya que allí los que éramos eventuales, no podíamos ducharnos, solo había duchas para el personal fijo. Así que una vez ...
    ... me hube cambiado, marchaba para mi casa.
    
    Antes de salir del puerto, recordé que había quedado con el chabolista, cosa que se me había olvidado por completo. Así que sin muchas ganas ni estar convencido de todo, me dirigí hacia la chabola. No sabía que disculpa inventar y poder librarme de él, al menos hasta que terminara el trabajo en la descarga del congelador. Así tendría más días para pensarlo y tenerlo algo más claro.
    
    Cuando llegué a la chabola, esta ya se encontraba abierta, allí estaban esperándome Fernando y Pedro el chabolista.
    
    Ambos me saludaron, y preguntaron que tal me había ido la jornada. Bien les contesté, agotado y con ganas de llegar a casa y poderme duchar. Que pasa, ¿no os dejan duchar después de acabar?
    
    No, les contesté, solo lo puede hacer el personal fijo.
    
    Bueno, pasa y te enseño la chabola, y más o menos lo que tendrías que hacer. Además de aquí, algunas veces hay que ir al barco y ayudar a arranchar el barco. Eso suele consistir en recibir y colocar los víveres, llevar o traer algún aparejo, el material que hiciese falta, o simplemente vigilar que no entre nadie en el barco sin autorización, etc.
    
    Pedro me iba enseñando la chabola, que más que nada parecía un almacén con todo tipo de material para poder surtir a los barcos del armador. Había desde ropa de trabajo, ropa de camas, colchones, menaje de cocina, víveres, aparejos, en fin, que allí había de todo. También tenía una pequeña oficina y aseo y ducha.
    
    Fernando se había quedado en ...
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