1. La segunda lección


    Fecha: 22/08/2021, Categorías: Confesiones Autor: janpaul, Fuente: CuentoRelatos

    ... quien era el asesino, pues se cepillaron de una paliza al pobre loco, que nada tenía que ver con el asunto según supieron más tarde. El loco murió y lo enterraron. Nadie habla del asunto. Néstor me lo contó con mucha pena.
    
    Habíamos acabado el vino y me levanté, me acerqué donde estaba él y me incliné a besarlo en la boca y en todas partes. La cara, la frente, los ojos… Néstor me respondía del mismo modo sin moverse y la verdad es que se le puso dura antes que a mí; pero estaba disfrutando esta sesión preparatoria de los besos. No sabía Néstor que lo estaba preparando para una penetración, pero se dejó llevar y reaccionaba positivamente. Me lamía desde el cuello hasta la cabeza y con el sabor del vino su lengua parecía enriquecida, daba gusto saborearla.
    
    Agarrándolo por las axilas lo levanté del sillón y lo coloqué junto a la pared. Apoyó sus hombros en la pared, pero no pudo arrimar sus pies porque yo tenía mi pierna por detrás de las suyas para que quedara en plano inclinado. Lo estaba viendo guapo. Néstor es guapo; no es una gran figura, pero las cejas pobladas y negras le juegan bien en su cara. En esa postura observé la nariz más recta que había visto hasta ese momento. De no ser porque al abrir la boca se le doblada un poco, su sonrisa hubiera sido la de alguien con quien no se puede competir en belleza. Con el rostro quieto, la boca cerrada y los ojos con miedo era un chico guapo, verdaderamente guapo; cuando abría la boca, no parecía guapo; cuando miraba ...
    ... alegre, se le iba lo extraordinario de su mirada. Prefería verlo más dudando, que seguro, enfadado que alegre. Es rara la belleza de los hombres, hay gente que para ser bella ha de sonreír y los hay que tienen que poner el gesto grave. De este último tipo es Néstor.
    
    Seguí besándole pero me decidí sacarle muy despacio la camiseta; en desnudarlo no me adelantaba nada sin que la lengua, los labios o mi nariz y mentón no me lo autorizaran. Néstor besaba mi pecho, la erección de mis tetillas parece que le encantaba. Saqué su camiseta y extendiendo la mano la dejé caer al suelo. Néstor solo miraba mi pecho y de vez en cuando mi cara. Yo lo iba mirando todo. Saqué poco a poco su short. Primero descorrí la cremallera y luego desabroché el botón para que me mostrara el slip rojo que llevaba puesto. Esto me encendió porque cuando veo el rojo me pongo a tope. El rojo es un color que me ha gustado siempre porque es vivo, ardiente y me pone; es posible que me excite hasta llegar a eyacular con solo ver algo rojo. No era éste mi caso ahora. Solté el pantalón y se cayó hasta los pies. Con un movimiento de cada pie, Néstor los alejó de sí, e inmediatamente comenzó a sacar mi short. Un poco más complicado porque yo estaba amarrado a su trasero por encima del slip y no paraba de maniobrar y porque mi short tenía unos botones metálicos, nada fáciles de pasar por los ajustados ojales; pero lo consiguió e hice lo mismo que Néstor para alejarlo de nosotros. Pero la diferencia es que yo ya estaba ...
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