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La segunda lección
Fecha: 22/08/2021, Categorías: Confesiones Autor: janpaul, Fuente: CuentoRelatos
... tenía que esperar ya sino comerme de inmediato el pájaro antes de que tomara el vuelo? Si esto iba a ser una lección para enseñar a este discípulo ignorante, yo iba a convertirme en un profesor avieso y travieso. Al regresar, tras cerrar la puerta, me lo encontré sentado sobre el borde de la cama, quizá con la intención de quitarse la ropa para dormir. “¡Alto, muchachito!”, pensaba en mi interior al mismo tiempo con las manos le daba un empujón para que cayera de espalda encima de la cama. No podía permitir que siguiera la lección a su ritmo, sino a mi compás, porque el maestro iba a ser yo y él un alumno que ignoraba a dónde teníamos que llegar. Un rato largo lo tuve así aprisionado hasta que pude calmar su prisa por actuar lo que imaginaba él que había que hacer. No imagines, muchacho, lo que hay que hacer; imagina lo que te gustaría hacer y que te hicieran, que el ritual del sexo consiste en no tener ritual; las leyes del sexo consisten en ser libre, es decir, en no tener normas ni reglas. El sexo nos da alas de libertad para el amor, porque el amor no resiste las ataduras. Primero nos estamos dando una sesión de picos, besos con la lengua porque el sexo comienza por la cabeza y se expresa en la boca. Besos como estos en los que nuestra lengua saborea cada uno de los rincones de la boca del amado. Contamos con la lengua cada uno de los dientes. Paseamos la lengua por las cavernosas partes del paladar, investigamos debajo de la lengua cualquier resto que pudiera añadir ...
... sabor a nuestros besos. Brota la saliva y la compartimos. Las palabras más cariñosas y los insultos mas excitantes salen en voz baja de nuestra boca para ponerse en el oído del amado, mientras mordemos con suavidad el lóbulo de la oreja. Las cejas, que recogen el polvillo del ambiente para custodiar al ojo, aumentan de mil sabores las papilas gustativas. Esos pómulos, han de ser objeto de admiración y se analizan como punto final de una inspección facial, donde mi lengua comienza a recorrer desde el cuello, pasa por el mentón y recorre el rostro lentamente hasta los pómulos. Se ponen después los labios en la frente ofreciendo el contacto de rostro con rostro invitando al amado a ofrecer la otra parte de su cara para semejante prospección, mientras los brazos acarician desde los hombros a la cabeza y remueven el cabello para mayor placer del amado. Néstor responde perfectamente a los requerimientos sin que medie palabra, porque el amor, cuando es generoso, no entiende de palabras que pueden resultar falsas, sino de gestos auténticos y sinceros. Mi lengua recorrió todo el rostro de Néstor, esta vez comenzando desde la frente hasta los pómulos, ofreciendo a la vez el cuello para que la boca y la lengua de Néstor bese e inspeccione esta región, provocando el deseo en el amante. Llegada la lengua al pómulo, interrumpe el recorrido para pasar a jugar con los labios de Néstor, ofreciendo a continuación la clavícula a la boca del amado y poder inspeccionar con la lengua su rostro, desde ...