1. El hermano de mi hermano es de cuidado (I)


    Fecha: 15/11/2017, Categorías: Gays Autor: janpaul, Fuente: CuentoRelatos

    ... padres. Una tarde me apersoné por donde sabía que él traficaba y le dije:
    
    — Esta es la última vez que te aviso; si tú vas a la cárcel, me dolerá a medias por el amor que le tengo a tu madre, por acompañarla a ella iré a verte; pero, ojo, si por tu culpa me sacas a Sinto de casa y hace algo por lo que la policía y un juez se lo llevan, te juro que te mato, aunque me vaya a la cárcel para toda la vida.
    
    — Claro que sí, no me extrañaba nada esto, tú, maricón, y Sinto que está saliendo también de maricón, tenías que emprenderla conmigo; préndete a tu padre que os ha dado el gen del mariconerismo.
    
    Iba a darle una bofetada y se puso no sé quién por medio y mandó a mi hermano Gonzalo lejos, luego me dijo que no me quería ver más por allí y le dije:
    
    — En serio, si Gonzalo no deja tranquilo a Sinto, correrá sangre. Díselo, quiero que lo sepa. Ya la tengo preparada y conozco los fallos de Gonzalo mejor que tú.
    
    — No sabes dónde te estás metiendo.
    
    — Sí lo sé, por eso te lo digo, dos palabras mías y la mitad de vosotros os cagáis en vuestros pantalones y la otra mitad huirán, porque los jefes son siempre cobardes, —dije esto sin pensarlo bien, como de película.
    
    La verdad es que cuando regresaba a casa para decirme a mí mismo lo satisfecho que me había quedado, solté un par de pedos de esos que ni se notan, pero yo sí noté la humedad en mi trasero. Estaba asustado y por mi manía de usar jockstraps había embreado de mierda los pantalones. Llegué a casa y me duché para ...
    ... cambiarme. Yo mismo lavé mis pantalones y mis jockstraps porque las cintas se habían ensuciado.
    
    Pero ya no supimos nada de Gonzalo hasta tres años más tarde, justo el año que Sinto ingresaba en la Universidad. Pidió a su madre si podía vivir con ella y como nos daba pena, a todos nos pareció bien. Fue entonces cuando Sinto y yo nos acomodamos en una habitación para dejar a Gonzalo la habitación que había ocupado antes. Sinto y yo fuimos siempre los que teníamos que reunirnos en una habitación, pero antes, cuando éramos más pequeños era todo acostarnos y dormirnos hasta que mamá Martina nos despertaba, pero desde que yo dejé el colegio e iba a la universidad ya éramos más independientes. Ahora las cosas cambiaban, porque yo amaba a Sinto, no solo con amor de hermanos, sino que era el chico que me gustaba y me lo estaban poniendo en mi cama hasta que compraran una para él.
    
    Varias cosas concurrían juntas: la estrechez de la cama hacía que nos notáramos incluso la respiración, yo ya me había acostumbrado a dormir desnudo, mi corazón vibraba con solo ver a Sinto medio desnudo, Sinto comenzó a meterse en la cama desnudo como yo, la primera noche no pude dormir porque Sinto se movía mucho y es que no se podía dormir tampoco. Me levanté tres veces a masturbarme y supe que Sinto también se levantó varias veces y supuse que le pasaría otro tanto. Por fin concilié el sueño entre pajas y cansancio y nos levantamos tarde, suerte que era sábado.
    
    A la hora de comer estábamos todos, ...
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