Mis Gemelas - Relatos Eróticos

Mis Gemelas

Aún recuerdo cuando conocí a las pequeñas gemelas Constanza y Catalina, yo trabajaba en esos tiempos como Director de una escuela en la ciudad de Valparaíso, y el primer día de clases del año 2015, su madre llegó a inscribirlas al colegio. Tanto la mujer como las dos pequeñas, tenían la misma mirada angelical, con sus profundos ojos castaños, y el pelo largo de color negro. La madre, de unos treinta años y un trasero hermoso, estilizado por sus pantalones ajustados, pidió a la secretaria conversar conmigo. Al pasar y entrevistarnos a solas, me contó que se habían mudado desde Santiago, al divorciarse de su marido, y que vivirían en un departamento a unos treinta minutos del colegio.
- Casualmente muy cerca de donde vivo yo, solté, al darme cuenta de la cercanía de solo dos cuadras entre nuestras casas.
- Que bueno, podrá visitarnos cuando guste, replicó ella, con una mirada muy coqueta y sonriente.

Después de despedirnos y tener las conversaciones de rigor sobre las normas del colegio, quede muy excitado pensando en que esta nueva apoderada era realmente sexy, y que por su forma de insinuarse al hablar sobre nuestros domicilios, era una chica caliente y atrevida.  Solicité a Elisa mi secretaria que llevará a las niñas al salón de quinto de primaria, con Lilian quien sería su profesora. 
Las niñas estaban sentadas afuera, hablando algo al oído de forma apresurada y cuando aparecí quedaron sonrientes, y mirándome fijamente, una de ellas, me dijo: -¿Sabe tío, que el amor ...

... no tiene edad? Quedé algo descolocado por el comentario y respondí tontamente: – bienvenidas, la verdad, eso no lo sé. 

Transcurrido el tiempo, dentro de la rutina escolar, que por cierto, no es para nada divertida y muy demandante, fui conociendo poco a poco a estas niñas, las que pese a su carita de inocentes y temprana edad, escondían deseos muy osados que se fueron manifestando y desatando en los momentos más inesperados. Como ya dije, Catita y Connie como las llamaban sus compañeros del salón, eran gemelas: ambas muy delgadas, de piel blanca, pelo largo y liso de color castaño, ojos negros profundos. Con el paso de los días aprendí a diferenciarlas, Connie tenía un pequeño lunar al lado izquierdo de la cara cerca de la nariz y era más silenciosa, mientras que Catalina no tenía este lunar, pero destacaba por siempre hablar mucho, bailar por los pasillos y meterse en problemas, los que con el tiempo me palparían a mí. 
El primer indicio de que estas niñas eran especiales, ocurrió a la semana de su llegada. Lilian su profesora, llegó muy alarmada a mi oficina a conversar. Querrá coger pensé, recordando lo bien que lo habíamos pasado el año anterior en el paseo de profesores, donde en unas termas naturales, acabé dentro de su culo. Pero no,  quería conversar de las niñas nuevas. – Las gemelas organizaron un concurso de besos entre los niños y niñas del salón, están alborotándolos a todos- me dijo, muy molesta y acalorada. Después de calmarla, me comprometí a llamar a su ...