1. Mis Gemelas


    Fecha: 13/09/2019, Categorías: Jóvenes Tus Relatos Autor: Director, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    ... falda sobre el inodoro y un pequeño calzoncito de color lila relucía en el piso.  Me di cuenta que tenía un dedo adentro de su pequeño culito y sin sacarlo, me sonrió; mi pene se endureció de inmediato. Como si no se avergonzará en lo más mínimo de lo que estaba haciendo, siguió penetrando su trasero con el dedo mirando deseosa hacia mi pene, que notoriamente estaba erecto.  Sacando fuerzas de no sé dónde, le saque la mano del culo y le pedí que se detenga, me agaché a recoger su ropa interior y en ese momento, me besó en la boca, gesto que no pude rechazar. Y así tan directa, se colocó el calzón y la falda dirigiéndose hacia su salón de clases, sin decir absolutamente nada. 
    ¿Qué debía hacer?, estaba en problemas si alguien se enteraba de esto, el remordimiento me acechó durante todo el día, y no me dejo dormir bien. Pero nada pasaba, ella no se lo comentó a nadie y los días siguieron su curso naturalmente. El miedo del primer día se fue convirtiendo poco a poco, en excitación y durante las noches me masturbaba pensando en ese momento, e incluso soñaba que tenía sexo anal con esta niñita. 
    
    Meses después sin que nada ocurriera, ya era invierno, y los días oscurecían más rápido pero pasaban más lento, y el trabajo me tenía sencillamente agotado. Uno de esos días negros, paso Lorena a conversar nuevamente conmigo al colegio. Tenía un problema: empezaría un nuevo trabajo en una multi-tienda de ropa, y tres días a la semana tendría un turno en la tarde que le haría ...
    ... imposible buscar a las niñas a la escuela. Me pidió por favor, que siendo la única persona que había sido atento con ellas, pudiera ir a dejar a las niñas a la casa. Me ofreció dinero a cambio pero lo rechacé, me parecía justo ayudarla, y quizás -me imagine-, podría volver a ver el culo de Catita de más cerca. 
    Después de unos días, llego el miércoles, que empezaría a llevarlas a casa. Ellas se quedaron jugando y hablando de chicos, mientras yo trabajaba y de vez en cuando echaba una mirada para ver lo que hacían. Siendo ya la hora de salir, empezaron a reír hablándose al oído, pegándome miradas de reojo. 
    
    Cuando ya íbamos en el auto, los susurros, risitas y cuchicheos de las dos hermanitas no paraban, hasta cuando de pronto Catita, sincera como siempre, lanzó la pregunta de forma directa: - Tío, ¿se la podemos chupar?, mi pene se endureció de inmediato ante tanto atrevimiento.  - ¿Aquí? Les pregunte tanteando el terreno, para confirmar si lo que escuchaba era cierto. – Si por favor, dijo Connie, queremos sentirla durita en nuestra boca. –Si porfis y con harta lechita, agrego Cata maliciosa, que se levantó la falda y se sacó el calzoncito rosado que llevaba puesto, mostrando su pequeña y rosada vagina. Acto seguido, su hermana hizo lo mismo y se sacó el calzón blanco que llevaba. Con decisión, estacioné el auto en un callejón en el que me desvíe. Los vidrios polarizados, la lluvia y la oscuridad temprana, ayudaron a nuestra privacidad.
    
    Salí del auto, y me cambie al asiento ...