Venganza - Relatos Eróticos

Venganza

... vuelos retomaron sus horarios, aquello significaba que podía volver a casa durante la mañana del día siguiente, no quise decirlo a mí esposa para darle una sorpresa así es que preparé mis cosas, compré un chocolate y una joya para llevarle de obsequio, luego nos pasaron a buscar para llevarnos al aeropuerto.
El vuelo ocurrió sin problemas, llegué una hora antes del horario previsto por el avión, o sea, en total llegaba casi medio día antes.
Llegué a casa en forma silenciosa, no pensé que mi esposa estuviese en casa, era seguro que se encontraba en su trabajo, lo que me daría tiempo a ir a comprar una flores, tal vez pedir algo de rica comida, una botella de champagne… esperarla de la mejor forma.
Antes de entrar al dormitorio entré a la cocina a tomar un vaso de agua, fue allí que escuché los gemidos, los jadeos que no eran precisamente apagados, sino que se podían escuchar claramente. Tratando de no meter ruido alguno me dirigí al dormitorio, la puerta no estaba cerrada. Me quedé paralizado, allí estaba mi esposa sentada sobre un hombre, desnuda completamente mientras jadeaba y pedía más pene.  En un instante todo mi mundo se derrumbó, sentí deseos de entrar y matar a ambos, sin pensar en nada más, pero tenía curiosidad de saber quién era el hombre que estaba haciendo gozar a mi mujer. Me oculté como pude, pero pudiendo ver aquel espectáculo completamente, ellos estaban metidos en lo que hacían que no prestaban atención si el mundo explotaba.
Por fin el hombre puso a ...

... mi mujer debajo de él y pude ver completamente su cuerpo y cara, nuevamente sentí que las fuerzas me faltaban, Mario era el que estaba penetrando y haciendo gozar a mi mujer como una verdadera perra. Mario se puso de pie sobre la cama y mujer empezó a tragarse el pene de él con desesperación. La verga de Mario desaparecía por completo dentro de la boca de Lucía, luego lo sacaba y lamía sus huevos con pasión, no podía creer que aquella fuera mi adorada esposa, nunca me había permitido el sexo oral, decía que le desagradaba, que no estaba preparada, en fin y ahora parecía una ramera barata.
Me quedé ahí, una mezcla de tristeza, rabia, pero también de excitación llenaba mi ser al contemplar como mi esposa, a la que era fiel por sobretodo y mi mejor amigo de toda la vida estaban ahí teniendo sexo salvaje.
Mario volvió a penetrar a Lucía, ella temblaba, le decía que estaba por correrse, aumentaba sus movimientos, Mario la llamaba puta, le apretaba las tetas, le decía que iba a llevar a sus amigos y entre todos la iban a penetrar, mi esposa le decía – sí por favor, quiero sentir muchas vergas por todo mi cuerpo -. Yo no podía creer, mi esposa dio un grito mientras decía – me corrooo, me corroo! Temblaba, Mario sacó la verga de la vagina empapada en jugos de mi mujer y se la puso en la boca, la muy perra lo tragaba lo que más podía, mientras metía sus dedos en la vagina. Conmigo nunca se ponía así de caliente!! Vi como Mario descargaba todo su semen en la boca de Lucía, chorreaba ...