Infidelidad - Relatos Eróticos

Infidelidad

... Solo se había sacado la pinga gruesa y larga para que yo se la mamara unas cuantas veces. Tenía unos huevos grandísimos los que yo le chupaba cuando nos escapábamos en su carro durante algún momento del día. Nos íbamos por caminos desolados donde estacionaba para que yo se la mamara. Yo se la mamaba hasta hacerlo gemir. El me metía su dedo y los dos gemíamos de profundo placer. Un día me dijo estoy comprando una casa. Ven conmigo para que la veas. Entramos, no había nadie. Había muebles de sala. Lentamente me quito la blusa y removió el brasier. Mis tetas copa C salieron con un pequeño movimiento. Mis pezones estaban parados y duros. El gimió y se saboreó cuando los vio. Inmediatamente me mamó las tetas con in hambre que no le había visto antes. Me decía, “que tetas tan ricas tienes. Eres deliciosa. No puedo saciarme nunca de ti. Ansiaba como nunca tenerte así, todita para mi. Nunca he tenido ninguna mujer con semejante tetas tan lindas! Soy un hijo de puta muy afortunado!” Me desnudó. Yo callaba. Se sacó su pinga que estaba parada hasta más no poder. Le palpitaba de deseo. Me besaba toda hasta que llegó abajo. Me mamó hasta hacerme gemir. Le supliqué que me la metiera. Ya no aguantaba más. Me la metió hasta el alma. La metía y la sacaba lentamente y de pronto rápidamente y con fuerza. Su glande me llegaba hasta el punto G. Me la sentía riquísimo. Con mi marido no disfrutaba igual porque a él no le gusta jugar primero para calentarme. Se lo decía pero nada. Con Mark era ...

... diferente. Cuando yo llegaba a casa llegaba caliente. Me despertaba en la madrugada y mi marido me ensartaba. Yo le decía que me la ensartara en el culo. Me gustaba. Mientras me agarraba pensaba en Mark y lo que me decía de tener lo mejor de los dos mundos. Un día le dije a Mark que me cogiera por el culo. Estábamos en el cuartito de atrás de la tienda y oíamos gente afuera. Eso lo hizo más emocionante. Me cargaba mientras me clavaba por el coño. Luego me bajó y me puso delante de el. Me ensartó por el culo y me dio duro hasta que convulsioné de placer. Los dos nos vinimos. Teníamos que hacerlo callados pues nos podían descubrir. Se le enronquecía la voz del placer diciéndome lo rico que yo tenía el culo. Que mi coño era lo mejor que había probado y que el había estado con muchas mujeres. Lo hicimos en su oficina y luego en otra también que tenía una sección de vidrio que daba a la parte de delante de la tienda. Claro que cuando no había mucho movimiento. Una noche como a las siete mi marido vino a arreglarle el computador. Mientras que mi marido trabajaba en la oficina de Mark, este me agarró en la otra oficina y mientras mirábamos por el cristal, me sentó en su pinga dura. Me la metió y me la saco rico y me dio hasta hacerme venir. Era muy atrevido. Que hubiera pasado si mi marido se da cuenta? Por supuesto eso lo hacía extremadamente excitante para ambos. Yo no había tenido hijos y durante el tiempo de  este affair quede embarazada de mi marido. Sabía que era de mi marido ...