Mi perversidad - Relatos Eróticos

Mi perversidad

... llegó un olor fétido horrible, apostaba muy feo. Romero olía decente al lado de el. Luego escuché que le decia, te voy a dar un poco de queso, y vi que se metió su dedo adentro del pellejo que cubría la cabeza de la verga, la cual nunca mostró, con su uña larga comenzó a dar vueltas y saco una masa blanca la cual olía horrible, peor que escremento, y la embarro en la mujer, acto seguido escupió varias veces en su cara, hecho esto, se empezó a masturbar de nuevo y le pude ver un poco mejor la verga, bárbaro, la tenía enorme y más ancha que la de Romero, pero estaba toda negra, se veía que tenía costras de mugre. Al venirse, solo chorreo un par de gotas de semen, el resto no lo dejo salir, lo taponeo con el pellejo para que no saliera y se quedará ahí adentro. Después le oí decir, tengo que guardar esta leche para hacer más queso, para dárselo a una mujer especial el día de navidad, esto me va ah llevar dos días, estará listo y fresco para la Navidad. Al terminar su charla se dispuso a salir, yo me escondo para que no me viera. Al salir decía " voy por la comida, a ver si encuentro algo rico. Una vez que salió, no me quedé con las ganas y fui por la revista, la escondida bajo mi saco y me fui a mi casa. Antes entrar me saludaron mis hijos, me informaron que su papá llegaría tarde. Subí a mi cuarto más relajada y les dije que iba a descansar un poco, que no me molestaran. Ya en mi cuarto, me recosté y abrí la revista, la cual desprendió un olor nauseabundo, estaba llena de ...

... saliva, semen ,muy poco, y una pasta amarillenta, parecida al queso. Me quedé viendo esa mezcla un rato, en lo que mi nariz y mis pulmones se acostumbraban a ese olor nauseabundo. Pasado un rato me quedé mirando la mezcla, y fue más mi morbo, que lo toque con mis dedos, primero su saliva, la cual era muy espesa, la hacerque a mí nariz para olerla , apestaba más feo que la de Romero, pero no me dio asco, incluso me chupe el dedo para saber a qué sabía, me gustó, después probé su semen, sabía más rico que del Romero, me encantó, y por último probé el queso, primero puse muy poco en la punta de mi lengua, porque era el que apestaba demasiado, por si vomitaba, poco a poco empezar a saborearlo, tenía un sabor agrio, como cuando el queso se hecha a perder, pero no me disgusto. De pronto me di cuenta que los olores fétidos entre más fuertes eran más me excitaban y más me gustaban. Romero bien que sabía que me iba a gustar esto, me conocía muy bien. Estaba tan excitada que con mi lengua junte la mezcla y me la trague, incluso le pase la lengua hasta que no quedará nada.  
Un rato después me pare a esperar en la ventana a mi regalo, tardo algo, ya estaba desesperada, cuando lo vi llegar venía callendose de borracho. Apenas se podía sostener, y pensé mejor voy mañana que esté mejor. Pero la calentura fue mayor, lo quería ver más de cerca, así que decidí ir a visitarlo y presentarme, pero antes me puse el pantalón blanco de mi hija, la sudadera que orino Romero y me puse unas zapatillas con ...