1. Mi cuñada me enloquece


    Fecha: 20/11/2017, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Gabriel B, Fuente: CuentoRelatos

    Mi hermano siempre fue un problema. Desde chico se metía en líos, ya sea peleándose con compañeros de la escuela, o mandándose alguna travesura en casa. Más de una vez terminé castigado por su culpa, y otras tantas lo salvé de alguna paliza de mis viejos. Yo era el hermano mayor, y a pesar de que a veces me daban ganas de matarlo, a la larga, despertaba en mí un sentimiento de protección fraternal.
    
    Sólo le llevo dos años, pero siempre fui el grande, y él siempre sería el chiquito. Incluso ahora, que ya contamos con veinticinco y veintisiete años, al verlo, no dejo de mirar a un niño. Por eso, cuando fue a mi casa a pedirme un lugar para vivir por un tiempo, supuestamente corto, no pude negarme.
    
    Marcelo (así se llama mi hermano) tiene un carácter problemático que le impide conservar los trabajos por más de dos o tres meses. Por otra parte, si bien no llega a ser alcohólico, se da a la bebida con bastante soltura, y esto lo hace hablar más de la cuenta, y lo hace dormir hasta altas horas de la mañana, lo que le dificulta mucho ser puntual en sus obligaciones.
    
    —Apenas consiga algo fijo, busco un alquiler barato y me voy. —Me dijo con los ojos bien abiertos, mirándome fijo, como queriendo ocultar la mentira que escondían sus palabras.
    
    Ambos sabíamos que incluso si consiguiese trabajo, debería trabajar varios meses para pagar el adelanto del alquiler, y también sabíamos que lo más probable era que no durase en el hipotético trabajo el tiempo suficiente como para ...
    ... juntar el dinero. Aun así, no pude negarme.
    
    —Dale, quedate el tiempo que necesites. —Le dije, dándole un abrazo protector, ese abrazo que papá jamás fue capaz de darle.
    
    Al otro día llegó con un auto viejo y muy deteriorado, que a simple vista uno creería incapaz de andar. Lo ayudé a entrar las cajas con su ropa y algunos electrodomésticos.
    
    —Mañana me traen los muebles. —Dijo.
    
    —No te preocupes, en el cuarto vacío hay una cama con un colchón bastante cómodo. Usá esa, traqui. Mañana vemos dónde ponemos los muebles.
    
    —Igual no son muchos.
    
    No quería molestarlo, así que no le pregunté dónde había estado viviendo, ni porqué se había quedado sin casa. Hace más de un año que no lo veía y estaba contento de tenerlo en casa.
    
    —Mañana te hago un juego de llaves. ¿Pedimos algo para comer? —propuse, viendo que afuera ya estaba todo oscuro.
    
    —Si querés hago algo a la parrilla. —Ofreció.
    
    —No te preocupes, hoy relájate, hay que festejar.
    
    —Es linda tu casa. —susurró, como admirado y avergonzado a la vez, una vez que sólo quedaban dos porciones de pizzas en la caja y que la segunda botella de cerveza estaba por la mitad.
    
    Lo cierto es que mi casa no tiene nada de especial. Una construcción simple, un rectángulo dividido en varios rectángulos que forman los espacios de la casa. Un patio pequeño, una fachada simple y poco original, y en su interior muebles poco memorables, una iluminación débil, debido a los altos costes de la electricidad, y sobre todo, una ausencia de ...
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