1. Mi cuñada me enloquece


    Fecha: 20/11/2017, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Gabriel B, Fuente: CuentoRelatos

    ... toque femenino, y una carencia de vida animal, ya que siempre me rehusé a llenar el vacío con una mascota.
    
    Aun así, me daba cuenta que para alguien como Marcelo, que seguramente pasaba por privaciones, eso era todo un lujo. Más aun teniendo en cuenta que la casa no era alquilada, sino que era de mi propiedad.
    
    El timbre sonó a las once de la noche, cuando estábamos frente al televisor mirando como Sol Pérez movía el culo en la pista de “Bailando por un sueño”. Me sorprendió escucharlo, porque no suelo recibir a nadie a esas horas, y mucho menos sin previo aviso. Miré a Marcelo, y él esbozó una sonrisa culposa.
    
    —¿Esperás a alguien? —Le pregunté, entre sorprendido y molesto.
    
    —A una chica. —dijo él. Agrandando su sonrisa.— ¿Se puede quedar esta noche?
    
    —¿Y por qué no me dijiste antes? —Pregunté indignado. Él sólo se rascaba la cabeza, como esperando a que yo retire esa pregunta tan difícil de contestar.— Dale, andá a abrirle. No la dejes esperando afuera. —contesté, pensando que la pobre chica no tenía la culpa de lo que hacía el atolondrado de mi hermano.
    
    Entró una mujer extremadamente joven. De baja estatura, con la piel marrón y cara de nena asustada. Tenía el pelo ondulado recogido, y entre su labio superior y su diminuta nariz, había un lunar que le daba una sensualidad irresistible a su rostro de belleza singular, a la vez que contrastaba con las facciones aniñadas en las que uno reparaba en un primer vistazo. Se presentó como Mariel. La saludé con un ...
    ... beso, apoyando mi mano en su cintura de avispa.
    
    —¿Querés comer algo? —ofrecí, señalando las dos porciones de pizza que todavía estaban sobre la mesa.
    
    —No, gracias, ya comí. –contestó.
    
    Marcelo la agarró de la cintura y se la llevó a su cuarto. Mariel tenía el cuerpo chiquito, pero voluptuoso, de trasero montañoso y profundo, y caderas sinuosas, un cuerpo que inevitablemente la haría transitar por una vida salvaje y promiscua. Marcelo le pellizcó el culo mientras se perdía en la oscuridad del pasillo.
    
    Me preguntaba quién era esa Mariel. ¿Sería una prostituta? Lo dudaba. Marcelo era un perdedor en la mayoría de los aspectos de la vida, pero con las mujeres siempre fue un ganador, en verdad no era raro que una chica tan llamativamente linda se fijara en él. Otra cosa que me intrigaba era su edad. Si esa chica era mayor de edad, lo sería desde hace muy poco. Supuse que tenía dieciocho o diecinueve años, aunque bien podría ser algo menor. Esperaba que mi hermano no estuviese haciendo nada ilegal.
    
    Enseguida me llegaron los ruidos de los resortes del colchón rechinando, seguidos de los gemidos de Mariel. Me preguntaba si era una descarada, o simplemente no podía reprimir esos gemidos. De todas formas, no me molestó ni mucho menos, enseguida fui a mi cuarto y apacigüé a mi monstruo con mi amiga manuela.
    
    Al otro día desayunamos los tres. Pero Mariel se fue enseguida a su casa. Fiel a mi actitud no entrometida, no pregunté de dónde había sacado a ese demonio disfrazado de ...
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