1. Venancio el viejo tendero 3.


    Fecha: 03/01/2020, Categorías: Gays Tus Relatos Autor: Danisampedro91, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    ... piernas, acariciandome con la mano que tenía libre, el culo, a la vez que con un dedo me exploraba el ano. Se coloco mejor, y soltando la polla, me sujetó las piernas, haciendo que abriera más el culo, hasta que noté como una lengua recorria todo mi ano y perineo. Di un respingo y abriendo la boca di un suspiro de placer que fue ahogado por la polla del viejo tendero al meterla hasta la campanilla.
    
       Después de un buen rato chupando la polla del viejo tendero, y ser acariciado y lamido el ano por Marcos el camarero, Venancio me pidió que parara, y sacándome la camiseta que tenía enrrollada en el cuello, me hizo poner de pie. Me dio la vuelta, y  una vez me sacó la camiseta dejándola caer al suelo junto al pantalón y slip, hizo que apollara las manos sobre la pared, agarrandome la cintura, y tirando por ella para que estuviera un poco inclinado. 
       Vamos ver lo bien que te ha lubricado ese culito, Marcos. Llevó uno de sus dedos a mi ano, y empezó a meterlo dentro, ¡ay! Grité al notar entrar el dedo. Será mejor que lubriquemos un poco más este culito, dijo el viejo; ¿no tienes nada para lubricar, Marcos? Como no sea un poco de mantequilla que uso para los sándwiches, contestó el camarero. Eso nos puede valer le respondió el viejo, Venancio.
       En unos segundos ya estaba de nuevo el camarero, y en sus manos traía un poco de mantequilla. Deja que se lo unte yo. Y mientras Marcos el camarero me untaba el ano e introducía con sus dedos la misma en mi hoyito, el viejo me ...
    ... daba mordiscos en la nuca y hombros. Mira como me tienes, me decía Venancio, el viejo tendero, llevando una de mis manos a su polla; ya veras como vas gozar de ella esta noche, princesita.
       Una vez terminó, Marcos, el camarero de untarme la mantequilla, el viejo, volvió a sujetar de la cintura, tirando de ella para que me inclinara un poco. Puso la punta de su polla en la entrada de mi ano, y dando una estocada me introdujo su polla hasta el fondo. Dí un suspiro, a la vez que me erguía un poco. El viejo me sujetó fuertemente con sus manos sobre mi cintura, volviendo a clavarme la polla en lo más hondo de mis entrañas; esta vez hasta me hizo poner de puntillas; ve despacio, le pedí. 
       ¡Así, así! Ya te tengo, princesa, ahora eres toda mía. ¡Goza mi amorcito! 
       Agarrado a mi cintura, tiró por mí; ven, vamos para aquí, me decía mientras tiraba por mi cintura, y me tenía clavada la polla en lo más hondo de mí culo. 
       Se colocó delante de la puerta, quedando apoyada su espalda sobre ella, así yo quedaba mirando al frente de aquel pequeño pasillo. Delante de mí, se encontraba Marcos, el camarero. Se acercó hacia mí, dejando que con mis manos me sujetará sobre él. El muy cabrón, tenía el pantalón bajado hasta los tobillos, y la polla la tenía tiesa a más no poder; se notaba que el cabrón se había estado haciendo una paja, viendo como el viejo me clavaba la polla en el culo. Agarrado con una mano en su cintura, con la otra mano agarré la polla del camarero, llevándola a mi ...
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