Con Pedro de viaje a la playa - Relatos Eróticos

Con Pedro de viaje a la playa

Conocí a Pedro aun en mi anterior trabajo, él era guardia de seguridad y la verdad, a excepción de una plática personal con él en uno de nuestros turnos aburridos, nos llevábamos bien únicamente en el ámbito laboral. Tiempo después dejé el trabajo y aunque lo tenía agregado en mi Facebook, no teníamos contacto. Fue hasta un año después que yo me encontraba con el estrés de mi trabajo actual que recibí un mensaje suyo en el que me pedía de favor que le prestara dinero. En ese momento me desubiqué, es decir, no era tan estrecha nuestra relación como para que me pidiera algo así, decidí no contestarlo al momento para pensar en una respuesta adecuada, sin embargo, como lo mencionaba, el estrés que traía hizo que me olvidara del mensaje y ni siquiera le respondí. Meses después volví a ver la conversación y con algo de pena le escribí mencionándole que me disculpara por no haber podido contestar en su momento y que esperaba que su apuro se hubiera solucionado. Realmente no esperaba que me contestara, o por lo menos no de buena manera.

Al poco tiempo recibí su contestación, me decía que no pasaba nada y que sí, la situación había mejorado prontamente. Luego de eso comenzamos a platicar más y con mayor frecuencia. Fue cuando comencé a pensar en él de manera distinta. Platicábamos ya de cosas personales, de nuestros trabajos actuales, incluso de un pequeño negocio que él estaba emprendiendo junto con su novia y que decidí apoyarlo comprándole su producto e incluso, tuve el ...

... impulso de prestarle dinero casi sin cuestionar en una nueva ocasión en la que me lo pidió de favor. Incluso hablé abiertamente con él sobre mis preferencias sexuales, cosa que no le molestó.

La camadería continuó de esta manera hasta que un día quedamos de vernos en su trabajo, esto me sorprendió pues yo tenía pensado invitarlo a un bar, sin embargo, me dijo que estaría haciendo turno nocturno así que si nos veíamos tendría que ser en su lugar de trabajo, al fin y al cabo, no habría nadie más. Accedí, y luego de verme con un amigo en el centro de la ciudad, pasé a una tienda por bebidas y llegué a la agencia en la que estaba. 
Me recibió, nos saludamos de abrazo pues teníamos fácil 2 años sin vernos y me invitó a pasar. Nos instalamos en una oficina casi en la entrada, y pese a que no había casi paredes, sino solo cristales que dan al exterior, el ambiente calmado y oscuro de la calle nos daban privacidad.

El vestía su uniforme, una playera polo en color verde seco con el logo de la empresa y unos pantalones bombachos casi del mismo color. El es más bajo que yo, 1.65 aproximadamente, pero sí más corpulento, espalda ancha, brazos grandes, pecho marcado, abdomen un poco descuidado, debido a que años atrás trabajaba en fuerzas armandas. Su rostro no es muy expresivo, pero sí es de buen ver pues incluso su cabello lacio y largo en la parte de arriba lo hace ver mejor. En la plática incluso surgió el tema de la edad, yo pensaba que él era mayor que yo (yo tengo 27 años, y le ...