PECHOS DE MIEL (PARTE 1 y 2 DE 3)
Fecha: 21/11/2017,
Categorías:
Hetero
Autor: dulces.placeres, Fuente: SexoSinTabues
... al frente, sabía que su concha estaba expuesta y que seguro sus flujos corrían por sus piernas, tenía una loca y terrible erección bajo el escritorio, ambos adivinábamos nuestra situación, pero en ese instante, yo era el profesor y ella mi alumna. Y fui estricto en mi función, nada de contemplaciones, pero Alejandra estaba en la luna, confundiendo las cosas, asumiendo que una cosa llevaría a la otra, error, no solo la reprobé, además le puse un uno. Ella se retiró incrédula, su cara se había transformado, evité mirarla. Di paso al siguiente alumno, seguimos con mis colegas, uno a uno, hasta pasado el mediodía, hicimos una pausa para un rápido almuerzo, las jornadas de exámenes solían ser maratónicas. Al salir del salón Ale estaba parada, recostada contra la pared, me miró con furia, con despecho, volví a ignorarla. Regresamos una hora después, ella seguía ahí esperando para hablar conmigo, pero volví a hacer de cuenta que no estaba, y me divertía con ello, más recordando la tanga embebida que guardaba en el bolsillo de mi saco. El último alumno terminó cerca de las cinco de la tarde, estaba exhausto, al salir, ciertamente me sorprendió que Alejandra aun estuviera de pie, con el enojo ácido típico de mujer despechada, fui por ella y me disparó con munición gruesa Federico, sos un bastardo, hice todo lo que me pediste, seguí tus juegos y me pusiste un uno? Encima me ignoras, hace horas que estoy acá parada como una estúpida, en estos taco altos, porque a vos te gusta! te ...
... parece justo? No pruebo bocado, apenas si fui al baño! Mi pechos de miel estaba por hacer eclosión, la había llevado donde quería que estuviera, con la furia de una tempestad y si la hubiera dejado seguro tendría más insultos para mi persona, solo le susurré Seguime… Ya tenía meditado que hacer y cómo hacerlo, sabía que mi pechos de miel tenía esa loca fantasía del profesor y la alumna, el tipo mayor y la chica inexperta, en un salón, apartado, con la posibilidad de ser descubiertos Busqué uno de estos salones, y como ella seguía reprochando la tomé de los brazos y la zamarreé para que se callara, sus libros cayeron al piso entonces le dije Yo no tengo la culpa que confundas las cosas, quiero que seas puta ahí abajo pero también inteligente acá arriba – marcando su concha y su cerebro respectivamente – quiero de ti una mujer íntegra! Lo que pasa es que eres una malcriada! Ella no dijo nada, entonces me senté en una silla y la hice recostar sobre mí, boca abajo en la típica posición para dar nalgadas, sobre el piso, entre sus cosas desparramadas había una regla plástica de treinta centímetros, la tomé y levanté su pollera, sus nalgas denudas quedaron por primera vez ante mis ojos, perfectas, sublimes, entonces le pegue con la regla haciendo un chasquido sordo en el lugar, ella respondió con un ‘ssssss’ inspirando aire entre sus labios entrecerrados, y una segunda y una tercera, rápidamente su nalga derecha empezó a enrojecerse, había llegado el momento. La tenía entregada culito ...