1. que lejos a quedado mi adolesencia cuando dormido soñaba con lety.


    Fecha: 23/01/2020, Categorías: Voyerismo Tus Relatos Autor: M.A.V.M., Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    ... cambiaba por sus tetotas grandes y duras, que me parecían cántaros llenos de miel.
    Pasaba contoneándose cerca de mí, de la recámara a la cocina, y yo le tiraba el agarrón.
    Más de una vez le toqué sus tetotas y parecía que una descarga eléctrica me quemaba la sangre.
    Más de una vez le toqué su “verija” y “me salía fuego” hasta por los oídos.
    Lety solo me decía: “niño, no hagas eso”, o me retiraba la mano con discreción, pero nunca se quejó ni con mis padres ni con mi hermano, su esposo.
    Al notar su complacencia, empecé a tomar más confianza.
    Así pasaron los días, las semanas, los meses y 3 años más. Llegué a mis 15 años. Mi pene, entonces, ya era algo grande y capaz de satisfacer a cualquier mujer.
    Empecé a salir con mis amigos o con mi familia a las fiestas del barrio.
    Cuando iba con mi familia, Lety siempre iba con nosotros. Debo decir que mi hermano, su esposo, es un tanto aburrido: no le gustan las fiestas y si acaso va, no le gusta bailar.
    Yo soy todo lo contrario: las fiestas y los bailes me encantan y a Lety, mi cuñada, le fascina bailar.
    Y yo “me daba vuelo” bailando con Lety.
    Estos bailes eran super-calentadas para mi. Bailaba y al terminar la canción regresábamos a sentarnos, aunque yo siempre traía muestras palpables por tener abrazada a la mujer de mis sueños.
    Después espiaba a Lety cuando ella se bañaba, cuando se cambiaba. Era fascinante ver ese cuerpo escultural desnudo.
    Lety disfrutaba haciéndome sufrir, porque yo siempre terminaba tirando mis ...
    ... chorros de leche al recurrir a la masturbación por no poder hacerlo como a mí me hubiera gustado: en la mullida cama, en el sofá, en el piso, en el baño, en cualquier lado.
    Digo que “me hacia sufrir” porque cuando yo estaba en su casa y Lety tomaba su ducha, con todo propósito dejaba entreabierta la puerta y la cortina del baño para que yo la viera: me daba cuenta como entrecerraba sus ojos y enjabonaba su cuerpo con toda sensualidad; con sus dos manos tomaba sus tetotas y las acariciaba mientras el jabón le escurría por su cuerpo desnudo.
    Desde el interior del baño se paraba frente a mí y abría sus piernas y pasaba sus manos por su verija para escurrir la espuma del jabón.
    Mientras todo esto sucedía yo me estimulaba manualmente: me abría el pantalón y lo bajaba hasta las rodillas y sacaba mi pene mas duro que una piedra y empezaba a jalarlo hasta que tiraba chorros y chorros de semen caliente.
    Mi imaginación volaba a límites insospechados. Yo, un adolescente de 15, 16 o 17 años, con todo el fuego y la fuerza en la sangre “fantasiaba” que hacía el amor a Lety, mi cuñada.
    ¿Cómo lo imaginaba?
    Mis vivencias fantásticas eras más que sueños, y me atrevería a narrar uno en la siguiente forma:
    “Ese deseo irrefrenable de espiarla cuando Lety se bañaba, o que ella misma propiciaba, aumentaba mi sueño día a día.
    Uno de esos días, bajo una soberbia excitación del vouyerismo propiciado, por mi propia cuñada, soñando despierto me levanto de la cama totalmente desnudo me dirijo a la ...
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