MI SOBRINITA ME VIOLÓ - Relatos Eróticos

MI SOBRINITA ME VIOLÓ

... suelo del establo, mientras ellos la meaban y defecaban encima, mientras ella pedía más y más. Hasta que un día llegué a su almacén y la vi colgando del techo mientras la azotaban con fustas trenzadas de tiras de piel y con su espalda, glúteos y muslos con pequeños cortes sangrantes y sus tetas absolutamente abombadas y moradas por las ataduras brutales que habían hecho con lazos de piel mojados y que ya estaban casi secos. Comprendí que eso era mucho más de lo acordado, ya que la sangre y las marcas estaban prohibidas, y aunque me costó un poco porque mi hermana disfrutaba como loca de ese trato, la aparté de ellos, aunque me la devolvieron preñada y tuvo que abortar.

Pero en esos meses de sexo ilimitado, mi hermana se había hecho puta, ninfómana, depravada, y sin moral alguna. A los 16 y 17 años se quedó otras dos veces preñada y volvió a abortar. A los 19 años se quedó preñada de nuevo y al saber que lo que esperaba era niña, se decidió a tenerla. Abandonó los estudios y empezó a trabajar con nuestros padres, aunque con una cierta libertad, y todavía con 19 años, nació mi sobrinita Claudia. 

Mi hermana trabajaba por las noches en un puticlub del barrio marítimo, de los que follas con un hombre cada 10 minutos porque solo quería cantidad de pollas, y aceptaba toda clase de aberraciones y follar sin condón. Los fines de semana se entregaba a orgias y gang-bangs muy bien pagados.  Se vino a vivir conmigo, lo que agradó a nuestros padres porque imaginaban que yo la ...

... controlaría, pero en realidad y a todos los efectos, éramos un verdadero matrimonio con su cama matrimonial y vida familiar. Todas las noches, al volver a casa, yo era el último en follarla y en depositar mi semen dentro de ella. Y luego dormíamos estrechamente abrazados.

Por eso yo pensaba tantas veces que mi sobrina podría ser mi hija. Pero el pelo casi rubio era lo que decía que NO, aunque su rostro era más mío que de su madre. Hace dos años, mi hermana compró este apartamento playero para nosotros tres y algunos fines de semana estábamos juntos y comíamos con mis padres. Mi sobrinita creció con su madre, en el mundo de su madre, y en el universo del porno. Viendo constantes películas de todas las temáticas, jugando con los consoladores de su madre y deseando crecer para entregarse a ese mundo del sexo, que para ella y para su edad, era como jugar con muñecas. Yo solo era tío Paco, el amante de su madre y un compañero de juegos.

La desperté algo tarde, nos bañamos juntos, entre juegos, sonrisas y besos, le limpié profundamente sus órganos sexuales que vi ligeramente hinchados pero nada más, y la sequé concienzudamente poniéndole una crema antiinflamatoria. Ya éramos amantes y yo ya había perdido gran cantidad de mis escrúpulos hacia ella. Cenamos tranquilamente en el apartamento y después nos vestimos y salimos a dar una vuelta por el paseo marítimo, cerca del puerto deportivo. Nos apeteció tomarnos un helado, nos sentamos y disfrutamos de ello con tranquilidad, sin ...