Una joven de 20 años se acuest con el marido de su mejor amiga de 34. - Relatos Eróticos

Una joven de 20 años se acuest con el marido de su mejor amiga de 34.

- ¿Quieres que salgamos a cenar algo hoy?

Paula giró la cabeza y negó débilmente. Rodrigo se apresuró a apartar la maraña de pelo negro del rostro de su novia para poder mirarla a los ojos. Estos dos veinteañeros llevaban saliendo juntos tres años, y hacía un par de meses que se habían mudado juntos, así que la escena que estaba teniendo lugar, con ambos desnudos y hambrientos, tirados en la cama después de un gran polvo, era una imagen recurrente.

- No puedo, ya te había dicho que he quedado con María para cenar. 

- Oh, cierto. Llegó hace una semana de Andorra, ¿no?

Paula asintió con la cabeza y bostezó mientras se levantaba para prepararse para la cena. María era para ella algo así como una hermana mayor con la que había perdido el contacto hacía tres o cuatro años. Era mucho más mayor que ella, rondaba los treinta y cinco e incluso se había casado en el tiempo en que había vivido en Reino Unido.

- ¿Estás nerviosa?

Rodrigo podía notarlo por la forma en que Paula se frotaba los brazos. Su piel era pálida como la nieve, así que cualquier mínimo roce un poco más fuerte de lo debido le dejaba una rojez, que permanecería más o menos tiempo ahí dependiendo de la intensidad del roce. Los ojos avellanados de la chica se dirigieron hacia él. No, no estaba nerviosa. Estaba emocionada.

- Es que hace tanto tiempo que no la veo, y tampoco pude ir a su boda ni nada… 

La boda había sido hacía un año y medio, más o menos, y Paula no había podido asistir porque, ...

... por aquel entonces, le faltaba medio año para cumplir los dieciocho, y su madre, como no podía ir hasta Reino Unido para acompañarla, no la dejó ir.

- No te preocupes, cariño – Rodrigo se sentó en el borde de la cama y agarró la muñeca de Paula, acercándola a él. La situó entre sus piernas y rodeó con sus musculosos brazos la pequeña cintura de su novia. – No conozco a María, pero estoy seguro de que lo comprendió en su momento. Además, por la llamada que tuvisteis el otro día, parecía que ella tiene muchas ganas de presentártelo.

Rodrigo depositó un beso en el abdomen de Paula. La zona más sensible de su cuerpo, y acarició con sus manos los costados de la chica.

- Cariño, si no comienzo a prepararme llegaré tarde….

Rodrigo dirigió sus ojos traviesos y verdosos a los de su novia, y succionó con fuerza, atrapando la fina piel del abdomen entre sus labios. Las piernas de Paula temblaron, y durante un momento perdió el equilibrio y tuvo que usar los hombros de su novio como punto de apoyo.

- Ya está, me detendré ahora, antes de que terminemos de nuevo en la cama.

Paula se agacho y besó los labios de su novio antes de dirigirse a la ducha. En el espejo del baño, acarició el pequeño chupón que le había dejado, peligrosamente cerca del monte de venus, a la izquierda de su ombligo.

Sonrió y notó como una enorme calidez le llenaba el pecho. Estaba segura de que Rodrigo era el hombre de su vida, de lo muy enamorada que estaba de él y de las ganas que tenía de ...